Han terminado los cuatro Grand Slams de la temporada 2003, y aunque ésta culminará con los torneos de maestras y maestros el próximo mes de noviembre, hay sorpresas que vale la pena comentar en relación a los cuatro grandes.
En cuanto a los caballeros, parecía que el australiano Lleyton Hewitt podía conquistar su tercera corona de Grand Slam después que se adjudicó el Abierto de Estados Unidos hace dos años y Wimbledon el año pasado, pero este año cada vez que lo hemos visto jugar da la impresión de que sus oponentes se han acostumbrado a su estilo agotador de juego que poco a poco va desgastando a los contrarios y ha sido vencido en el terreno de la potencia. A veces esto sucede cuando se llega a la cima por dos años consecutivos, ya que el tenista se convierte en el blanco de los análisis con tal de encontrar el antídoto contra su estilo de juego; también puede ser que Lleyton quedó satisfecho con lo que hizo en el 2001 y 2002, que para este año su concentración se mantuvo en otra cancha que no fue la de tenis. Aún así sigue siendo un candidato a unirse al club de los jugadores que pueden alcanzar 50 títulos o más a lo largo de su carrera (club que solamente tiene ocho miembros), además de que seguirá siendo una amenaza constante en los Slams.
Por otro lado, Andy Roddick, de Estados Unidos, se consagró esta temporada con resonantes triunfos en dos torneos de la Serie para Maestros del Tenis en Montreal y Cincinnati, logrando a su vez su primer triunfo de Grand Slam en el Abierto de su país, acumulando en estos tres eventos diecisiete victorias sin ningún descalabro. La llave que vino a abrir las puertas del cielo para Andy, creo yo que fue su cambio de entrenador. Al escoger a Brad Gilbert, quien como jugador no fue uno de los grandes, pero como entrenador ha resultado todo un genio, Roddick liberó su tenis mental que necesitaba para dar el paso que le faltaba.
Juan Carlos Ferrero, de España, y Roger Federer, de Suiza, también alcanzaron su consagración en este 2003, llevándose Roland Garros y Wimbledon, respectivamente, siendo el primer Grand Slam para cada uno de ellos. Estos dos jugadores ya habían dado muestras de su calidad en temporadas anteriores y sólo necesitaban dar el paso final, como lo fue para Roddick. Ferrero es un especialista desde la línea de base, mientras que Federer, con su estilo de juego por toda la cancha, tiene un tenis más flexible para salir airoso en todas las superficies.
Estos cuatro jugadores ya tienen al menos una corona de los cuatro grandes, es decir, ya llegaron a la punta de la pirámide, ahora el paso que sigue es demostrar quiénes van a ser de los históricos, manteniendo y mejorando su nivel, y quiénes solamente serán llamarada de petate.
Curiosidades del deporte blanco
Sabían ustedes que después de que Roger Federer completó su primera etapa en el Abierto de Suiza, en la ciudad de Gstaad, en julio de este año, los organizadores del torneo le regalaron a Juliette una vaca de raza Bernese Oberlander para celebrar su triunfo en Wimbledon. Roger observó cómo el animalito de 800 kilos era traído a la cancha y cómo un ganadero de la localidad sacó un banquillo para ordeñar.
Me pregunto si Federer procedió a la ordeña correspondiente o se dijo a sí mismo que lo suyo era el tenis.
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