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BISSAU, GUINEA-BISSAU.- El ejército tomó ayer el poder en Guinea-Bissau, un pequeño país con tendencias golpistas en el oeste de África, y se comprometió a restituir el orden constitucional en la empobrecida ex colonia portuguesa.
El jefe del ejército, Verissimo Correia, se autoproclamó presidente interino después del aparente incruento golpe de Estado, el más reciente de una serie de levantamientos contra el gobierno del presidente Kumba Yalla.
Tras el golpe, tropas con armas automáticas y lanzagranadas patrullaban el centro de la capital Bissau ayer por la mañana, sin que se escuchara ningún disparo.
El ejército emitió un comunicado diciendo que había disuelto todas las instituciones estatales y creado un comité militar para restaurar la democracia.
Correia dijo que el ejército había impuesto un toque de queda de siete de la tarde a siete de la mañana y que los responsables militares se reunirían con el gobierno en el transcurso del día. Se cree que el presidente se encontraba en su casa.
Yalla subió al poder en enero de 2000 después de unas elecciones con las que se pretendía poner fin a los disturbios crónicos tras una revuelta militar en 1998, pero desde entonces ha afrontado dos intentos de golpe de Estado y ha tenido que reorganizar el Gobierno varias veces.
Las relaciones entre Yalla, el ejército y el parlamento han sido tensas desde hace algún tiempo, pero la situación se deterioró cuando el presidente destituyó a su primer ministro a finales de 2002.
Sus detractores le acusaron entonces de apuntar a los musulmanes, que representan el 45 por ciento de la población de Guinea-Bissau y vienen del grupo étnico Malinke. Los máximos responsables militares y principales ministros pertenecen al grupo étnico Balante, el mayor del país y el de Yalla.
Tras disolver el gobierno en 2002, Yalla convocó a nuevas elecciones parlamentarias pero pospuso los comicios por tercera vez en junio, diciendo que los registros electorales estaban incompletos. La última fecha para las elecciones era el 12 de octubre.