El concuño y dos sicarios responderán por la muerte de Enrique Casillas Treviño, muerto a balazos el día 24 de marzo, al parecer por envidias
TORREÓN, COAH.- Fue por envidia, presumiblemente originada por intereses de tipo económico, lo que motivó a Ignacio Alberto Salas Arteaga planear la muerte de su concuño Enrique Casillas Treviño, “El Casco”, quien fue ejecutado de siete balazos el pasado 24 de marzo, a manos de un vicioso del Cerro de la Cruz. Hay tres personas bajo arraigo.
Esto se desprende de las investigaciones realizadas por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) que señalan lo anterior, informó Carlos Durán Fernández, secretario técnico de dicha dependencia, durante la rueda de prensa a la que convocó ayer al mediodía.
Ignacio Alberto Salas Arteaga, “El Nacho”, de 29 años de edad, domiciliado en calle Francisco Figueroa No. 4078 del fraccionamiento El Fresno; Jaime Rodríguez Rosales, “El Manotas”, de 34 años, con casa en calle Aguaje No. 1643 de la colonia Prados del Oriente y Óscar Contreras Torres, “El Bizco” o “El Virolo” de 39 años, vecino de calle General Arrieta No. 124 del Cerro de la Cruz, desde ayer se encuentran arraigados en el hotel California ubicado en calle 20 No. 1024 norte.
El contrato
Molesto porque Enrique Casillas Treviño, “El Casco” y/o “El Español”, lo estaba haciendo quedar mal ante el suegro de ambos, propietario de la empresa Grúas Laguna, Ignacio Alberto Salas Arteaga, “El Nacho” comienza a pensar en la posibilidad de deshacerse de su rival.
Para ello, contacta a Jaime Rodríguez Rosales, alias “El Manotas”, a fin de que se “aviente el jale” y para ello le ofrece la cantidad de 50 mil pesos, dinero con el que también habría de conseguir el arma con la que ejecutaría a “El Casco”.
Sin embargo, “El Manotas”, quien durante un tiempo fue elemento activo de la Policía Preventiva del Estado e incluso estuvo involucrado en la “ordeña” del oleoducto de un ejido de Gómez Palacio, Dgo., hace tiempo, también señalado en el medio policíaco como un importante “puchador” de droga en la ciudad, decide no matar a Enrique, por lo que se comunica con Óscar Contreras Torres, “El Bizco” o “El Virolo”, conocido vicioso del Cerro de la Cruz, a quien le ofrece cinco mil pesos para que elimine a “El Casco”, de 32 años de edad, con domicilio en calle Río Guadalquivir No. 1153 de la colonia Estrella.
Una vez arreglado el “trabajo”, “El Manotas” recibe de Salas Arteaga 40 mil pesos en efectivo y el resto se lo entregaría después, por lo que compra una pistola tipo escuadra calibre .22 en la cantidad de mil 500 pesos.
El arma se la lleva a “El Bizco”, a quien además le da cuatro mil pesos en efectivo y el resto en especie, es decir, en droga, específicamente cocaína.
Tras concretar el pago aún faltaba determinar el momento adecuado para llevar al cabo el homicidio, por lo que durante varios días, “El Manotas” y “El Bizco” estuvieron siguiendo a Enrique Casillas Treviño.
La ejecución
Fue el pasado 24 de marzo, cuando de manera involuntaria, “El Casco” dio la oportunidad que esperaban sus sicarios, que lo vieron cuando entró a una negociación denominada Bordados Industriales Teixido, ubicada en calzada Abastos No. 1620-9 de la colonia Magdalenas.
Convencido que no iban a tener otra posibilidad mejor que esa, “El Manotas” presiona a “El Bizco”, que siempre andaba bajos los efectos de las drogas, para que lleve al cabo su cometido, descendiendo del vehículo en el que viajaban y encaminándose hasta la entrada del establecimiento. Eran las 09:30 horas.
Sin pensarlo dos veces, al ver a su víctima, el improvisado gatillero vació la carga del arma que le dieron acertando en siete ocasiones en la humanidad de Casillas Treviño, que en esos momentos se hallaba de espaldas a la puerta de entrada, viendo una mercancía.
Los disparos fueron certeros: uno en la cabeza en la región occipital; otro más en la parte posterior del hombro izquierdo, otro en la región dorsal del mismo hombro, además de uno en el brazo izquierdo, en el codo del mismo lado y en la región axilar derecha. En total, siete impactos que provocaron 11 heridas.
Una vez que culminó el atentado, Óscar Contreras Torres corrió y abordó el auto que ya lo esperaba donde se dio a la fuga con su acompañante, dejando atrás muy mal herido a Enrique quien fue auxiliado por la Cruz Roja y trasladado al Sanatorio Español, donde minutos después falleció a consecuencia de las lesiones recibidas.
Plenamente confesos
Fernando Ruiz Castañeda, agente del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y Salud Personal, encabezando la investigación del homicidio y apoyado por sus auxiliares, agentes de la Policía Ministerial y del Grupo Especial, pronto dio con una línea que lo llevó a la ubicación de Óscar Contreras Torres, “El Bizco”.
Mediante una orden de presentación cumplimentada por policías ministeriales, se hizo comparecer a Contreras Torres, quien declaró que fue Jaime Rodríguez Rosales, “El Manotas”, el que le encomendó el “trabajo”.
De igual forma se hizo presentar a este último, quien también aceptó su participación en el crimen pero dijo que fue Ignacio Alberto Salas Arteaga, el que ideó todo el plan para deshacerse de su concuño.
Es así como a “El Nacho” se le señaló como autor intelectual del homicidio de su familiar político y una vez ante el Ministerio Público, quedó plenamente asentado en la averiguación previa penal No. 030/2003, que él pagó para que mataran a Enrique Casillas Treviño.
Mediante la orden de la jueza tercera penal María Luisa Valencia García, los tres sujetos quedaron bajo arraigo en el hotel California, hasta en tanto se obtengan más elementos de cargo y así solicitar la orden de aprehensión correspondiente por el delito de homicidio calificado.
Allanamiento arbitrario
“En forma violenta y sin una orden judicial de por medio entraron a mi casa y se llevaron a mi marido, luego que se identificaron como agentes de la AFI (Agencia Federal de Investigación”, manifestó Araceli Salazar, esposa de Jaime Rodríguez Rosales, “El Manotas”.
En breve entrevista efectuada en el interior del hotel California, donde permanecen arraigadas las personas señaladas como responsables de la muerte de Enrique Casillas Treviño, la angustiada mujer narró los momentos cuando su pareja fue arrestada por agentes ministeriales.
“Estábamos acostados cuando la puerta que da a la calle se abrió de manera violenta y luego entraron varios individuos armados que me golpearon mientras sometían a Jaime, que aún estaba adormilado”.
“Fueron los peores momentos de mi vida, pero saqué valor y les pregunté qué pasaba y quiénes eran, entonces uno de los sujetos me dijo que era una redada de la AFI y que se iban a llevar a mi esposo”.
“En la mañana temprano acudí a la Procuraduría General de la República para solicitar información y el paradero de Jaime, pero en esa dependencia me dijeron que no había nadie detenido con ese nombre, por lo que me dirigí a la Policía Ministerial”.
“Ahí pregunté lo mismo y la respuesta fue igual: “No había nadie con ese nombre”. Pero como no quedé convencida les dije que si no me decían dónde estaba acudiría con los medios de comunicación para denunciar las arbitrariedades que hacían y fue como me comunicaron que estaba arraigado”.
“Este tipo de acciones ponen en evidencia la forma como las autoridades están acostumbradas a resolver los delitos, pues aunque la persona sea culpable, también tiene derechos y debe tratársele como inocente antes que se demuestre lo contrario”, terminó diciendo Araceli Salazar.