11 noviembre 2003
México, (EFE).- El escritor mexicano Carlos Fuentes, que hoy cumple 75 años, declaró tener "una vocación que me ha acompañado todos los días" y estar feliz "de estar muy enamorado de lo que hago, escribir".
En una entrevista publicada por el diario "Reforma", Fuentes relató que "tengo una vocación que me acompaña todos los días". "Yo me voy a la cama todas las noches pensando 'ojalá pronto llegue la mañana para sentarme a escribir!' y haber cumplido con mi vocación me mantiene bien", aseguró.
"La literatura tiene que ser siempre un desafío, ante todo para el propio escritor, sin temer a las consecuencias, sin temer que el libro sea popular o no lo sea, se venda o no: ese tipo de consideraciones comerciales, en mi caso son secundarias", agregó.
Fuentes es considerado el escritor mexicano más prolífico del siglo XX y ha abordado novelas, cuentos y ensayos, algunos de ellos vinculados a épocas históricas de su país.
Para el escritor, la literatura también "tiene que ser una aventura en la que uno está siempre al borde del precipicio. A veces no se cae al precipicio, pero a veces sí. Y divide opiniones".
El escritor tuvo párrafos especiales para Argentina, Chile y Colombia, "países a los que quiero mucho, los que sé están más cerca de mí en América Latina".
Sobre Santiago recordó que vivió entre los 11 y los 15 años y en Buenos Aires, entre los 15 y los 16 y allí "conocí a la primera mujer con la que me acosté" y dijo que en esa aventura tuvo "mucho que ver" el escritor argentino Jorge Luis Borges y el tango.
Fuentes tiene en marcha una novela, titulada "Aquiles o el guerrillero y el asesino", que narra la vida del colombiano Carlos Pizarro, que abandonó las filas del grupo M-19 para ser candidato presidencial y fue asesinado durante la campaña en 1990.
"Lo que me interesa de esta historia es que, en un momento dado, Carlos Pizarro optó por la democracia, abandonó las armas y decidió buscar la ruta electoral y lo asesinaron", explicó.
Aunque Fuentes no cree en el compromiso político del escritor, "la función social del escritor se cumple ya en el ejercicio de la imaginación y el lenguaje".
"Quítele esto a la sociedad y es muy fácil que caiga presa de tiranías, de dictaduras. O, visto de otra manera, lo primero que hace un régimen totalitario es suprimir la libertad de la imaginación y del lenguaje", agregó.
"Por eso cuando se habla de la responsabilidad social y política del escritor, me ciño a todo esto, imaginación y lenguaje. Nada más.
Luego, somos ciudadanos, libres para escoger partidos políticos, corrientes o ideas", concluyó.