“Que eso es una pendejada, de las muchas que dice ese señor. Es ser ignorante y además no reconocerlo. Yo les puedo entregar documentos de todo el proceso de la licitación”.
Slim al referirse a Cuauhtémoc Cárdenas, quien aseveró que de ganar la elección presidencial iba a someter a la empresa (Telmex) a una nueva licitación”.
“Quien no tenga un amigo libanés, que lo busque”.
Adolfo López Mateos, Presidente de la República (1958-1964)
Está dentro de la lista de los 100 hombres más influyentes del mundo, posee una fortuna incalculable y su conglomerado comprende prácticamente todas las ramas: telefonía, casas de bolsa, bancos, restaurantes y tiendas de autoservicio, Internet, entre otras. Además es dueño del veinticuatro por ciento de las acciones de control de Televicentro, holding de la poderosa e influyente Televisa.
Poco afecto a los reflectores, se deja ver cuando resulta estrictamente indispensable, a pesar de ello cualquier declaración, análisis o crítica suele causar furor en los mercados bursátiles. Personaje de opiniones contundentes, tiene en vilo al empresariado, al sistema político y a prácticamente cualquier otro miembro del entorno mexicano. Poco sabemos sobre su vida personal, sus gustos y aficiones, el origen, ideología y pensamiento inherente en un ser humano poseedor de una sagacidad para convertir en oro prácticamente todo lo que toca.
Carlos Slim controla, suele estar al pendiente sobre las decisiones importantes en cuanto a su grupo se refiere, sin embargo, al paso del tiempo ha ido relegando responsabilidades a sus tres hijos varones: igual de emprendedores, dueños de ese sentido fenicio y también aquella simplicidad para convertir tierra seca en paraísos y oportunidades.
Creyente en México, invierte en pesos, olfatea, compra barato y es durante los períodos de crisis cuando apuesta el todo por el todo. Amante del campo y la vida silvestre, prefiere viajar por el país, aventurarse, ir al monte, comer tacos, quesadillas, mole, en fin, gustos simples. Sus trajes los adquiere en Sears y el gran amor de su vida fue la recién fallecida Soumaya Slim (el nombre del grupo CARSO se desprende del nombre de ambos).
Coleccionista, conocedor del arte en todas sus expresiones (nadie tiene más piezas del escultor Auguste Rodin) busca la amistad sin hacer excepción de género, clase o posición social. Gran conversador, supo conquistar a sus acérrimos enemigos mediante el hablar sensato, claro y directo. Muchos ignoran que nació rico: su padre fundó “La Estrella del Norte” y el vástago era millonario a los veinticinco años. A finales de la década del setenta entra al ámbito bursátil y multiplica los bienes familiares gracias a prácticamente vivir en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores. Los años ochenta y el “boom” bursátil fueron propicios para este gran especulador que sabe anticipársele a los acontecimientos.
Entre sus empleados promueve la filosofía de la sencillez y humildad. Reglas claras en un espectro financiero que a veces suele ser tortuoso y complicado, Slim asegura contundentemente no ser amigo de políticos. Finalmente ello no importa: todos los mandatarios del país lo escuchan con atención y es de las pocas personas que todavía apoya a Vicente Fox pues cree en el cambio, en nuevas estructuras donde las empresas gubernamentales puedan ser altamente competitivas.
La oposición objetó que prominentes hombres de negocios formaran parte del Consejo de Administración de PEMEX, INCLUYENDO A Don Carlos. Si el proyecto se hubiese podido llevar a cabo con éxito hoy la historia sería diferente: me juego la cabeza que en poco tiempo la paraestatal habría levantado el vuelo: tristemente su conducción sigue en manos equivocadas y ello no cambiará hasta que la izquierda deje atrás una retórica pasada de moda, ultranacionalista, de plano absurda.
Carlos Slim fue beneficiado por Salinas de Gortari, pero de ello a que el ex presidente controle a Telmex hay una abismal diferencia. Tales acusaciones provienen de la demagogia característica en Cuauhtémoc Cárdenas, hombre rebasado por el tiempo, chapado a la antigua y con profundos odios hacia las clases favorecidos. Slim podrá tener mil defectos, ser especulador, maquiavélico, pero su riqueza genera fuentes de trabajo para miles de familia, su estrategia sirve al país y precisamente de esa clase de personas estamos ávidos.
Ya se alió con López Obrador para remozar el Centro Histórico de la ciudad de México. Es obvio, buscan ambos beneficios personales: me preocupan mucho los del “Pejelagarto” pues posiblemente obedezcan a estructuras demagógicas, retórica gastada o, tal vez, esa ala del PRD comprendió lo que Luis Echeverría jamás pudo asimilar y poner en práctica: sin el apoyo del empresariado se pueden gestar cualquier índole de catástrofes. No especulo, la historia nos ha demostrado millones de veces que la desunión, la falta de coordinación entre los actores que conforman a una comunidad bien puede resultar catastrófica para el país en cualquier ámbito.
Posiblemente dicho editorial me pueda ubicar dentro de la geometría “derechista” y lo niego de forma contundente. México tiene una pésima distribución de la riqueza, marcado favoritismo hacia el rico y poderoso, olvido para el hambriento, una clase media prácticamente extinta. Ilusos, aquellos creyentes que todo puede variar en seis años.
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