EFE
GROZNI, CHECHENIA.- La participación electoral en los comicios presidenciales que celebró ayer Chechenia superó el 80 por ciento, según la Comisión Electoral de esta república norcaucásica de la Federación de Rusia. Las 426 mesas electorales cerraron a las 20:00 (hora local), tal y como estaba previsto.
Abdul Kerim Arsajánov, presidente de la Comisión Electoral, comunicó que una hora antes del cierre de los colegios había votado el 81.4 por ciento del número total de electores.
Añadió que, de acuerdo con la información recibida de las mesas, las elecciones transcurrieron "sin serios incidentes".
Además del actual presidente en funciones, Ajmad Kadírov, nombrado por Moscú jefe de la Administración provisional en 2000 y cuya victoria todos dan por decidida, aspiran al máximo cargo de la república autónoma seis candidatos.
Para ganar en la primera ronda, uno de los aspirantes debe conseguir el 50 por ciento más uno de los votos emitidos. De lo contrario, los dos más votados volverán a enfrentarse en una segunda ronda.
Los chechenos votaron ayer con el deseo compartido de que ponga fin al caos en esta república de Rusia, donde ahora crece el temor a que el conflicto con Moscú se transforme en guerra civil.
"¿Cuánto tiempo más se puede aguantar?", se pregunta Ramzán Chibáiev, de 33 años y habitante de Grozni, la capital chechena.
Al igual que miles de sus compatriotas, Chibáiev estaría dispuesto a votar al diablo con tal de tener un poco de paz en Chechenia, en guerra desde hace cuatro años.
Estas elecciones han sido calificadas por el Kremlin como un paso decisivo en la normalización de Chechenia.
En cambio, los rebeldes separatistas les quitan toda legitimidad y anuncian que cualquiera que sea el resultado continuarán su lucha.
Para los habitantes de Chechenia el dilema es más sencillo: seguir viviendo en el miedo o acceder a una vida digna, como señala Chibáiev.
"Demasiadas armas, demasiados paramilitares, demasiados controles", dice el joven, que no quiere, como muchos de sus amigos, verse abocado a servir en una de las milicias que proliferan por todas partes.
Mientras un albañil cobra menos de 160 dólares mensuales, un miliciano, además de recibir armas -el orgullo de todo joven checheno puede obtener unos 400 dólares.
Paradójicamente, hoy en día hay tantas armas en manos de los chechenos como en los tiempos en que la guerra estaba en su máximo apogeo. La capital, Grozni, sigue siendo escenario de continuos tiroteos y escaramuzas.