Washington, (EFE).- Un sinfín de pavos, desplazamientos y compras marcan una vez más la celebración del Día de Acción de Gracias, la festividad más tradicional de Estados Unidos, que prácticamente paraliza al país en torno a la mesa familiar.
La fiesta conmemora la cena que los "peregrinos puritanos", llegados en el barco "Mayflower", celebraron en 1621 al pasar su primer año en la colonia de Plymouth (actual estado de Massachusetts), en el que sobrevivieron las penurias de su primer invierno.
Desde entonces, esa celebración se ha convertido en la reunión familiar por antonomasia, ya que, como Estados Unidos es un país de inmigrantes, permite a todos -por encima de sus religiones- dar gracias por lo que ellos o sus antecesores han hallado aquí.
Para este año, con la economía en vías de franca recuperación, el exceso consumista de otros años parece también en alza, y se calcula que unos 45 millones de pavos acabarán mañana, jueves, en los hornos y en las mesas de los comensales estadounidenses.
De cara a la celebración familiar, el fin de semana largo de Acción de Gracias es también el más concurrido en el transporte del país y, además, marca el principio de la época de compras navideñas.
Según la Asociación Estadounidense de Automovilistas (AAA), se espera que unos 36 millones de personas realizarán durante este fin de semana festivo desplazamientos de más de 80 kilómetros, la mayor cifra desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Se trata de un aumento del 2,4 por ciento respecto a la misma festividad del año pasado.
La gran mayoría de ellos, unos 31,1 millones (el 86 por ciento), prevé desplazarse en automóvil (un 2,5 por ciento más que en 2002), mientras que unos 4,6 millones viajarán por avión.
Debido a la enorme demanda de billetes y vuelos, a mediodía de hoy, los principales aeropuertos de la costa este, como los de la zona de Nueva York, Boston, Miami y Filadelfia, estaban prácticamente a tope de su capacidad, pero funcionaban con fluidez.
Sólo en el aeropuerto O'Hare de Chicago, que es un importante nudo de comunicaciones entre el Este y el Oeste del país, se registraba un fuerte volumen de tráfico y había algunos retrasos, informó la Administración Federal de Aviación (FAA), que opera un sistema de información continua. También están saturadas las estaciones ferroviarias.
Además de las cuestiones gastronómicas o familiares, el Día de Acción de Gracias también está abierto a algunas excentricidades. Así, una compañía de bebidas refrescantes, Jones Soda, de Seattle (Washington), ha agotado su tirada especial y limitada de 6.000 botellas de refrescos con sabor a pavo o a salsa de carne.
Y para el día siguiente a la fiesta el menú es aún mejor: compras. El día después de Acción de Gracias es, también tradicionalmente, la primera jornada oficial de compras de la temporada navideña, por lo que cadenas de tiendas y grandes almacenes se afanan en ofrecer jugosas ofertas que atraigan a decenas de millones de compradores.
Buena parte de los estadounidenses compra los regalos para sus familiares y seres queridos en esa jornada, que es considerada como un barómetro del gasto de los consumidores.
Y como ese gasto del consumo representa casi el 70 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de EU, la fiebre de ventas del viernes y días subsiguientes es también un indicador de la salud, en general, de la economía del país.
Las previsiones de ventas para esta temporada son muy saludables, debido a los efectos de una serie de indicadores económicos divulgados en los últimos días.
Entre ellos, el aumento del índice de confianza de los consumidores, que este noviembre se ha situado en 91,7 puntos, el nivel más alto desde septiembre de 2002.
Mientras, el conjunto de la economía de EU creció un 8,2 por ciento durante el tercer trimestre del año, según el Departamento de Comercio.
Con estos antecedentes, los estadounidenses pueden dedicarse pues, a consumir con despreocupación e impulsar así la recuperación de la economía.