Moscú, (EFE).- El amor de un ruso y una norteamericana ha conseguido hoy lo que parecía imposible: derrotar la oposición de la burocracia militar rusa para celebrar el próximo domingo la primera boda espacial, con el Kremlin de padrino.
Desde la Estación Espacial Internacional (ISS), a 380 kilómetros de la Tierra, el cosmonauta Yuri Malenchenko invitó a sus jefes de la Agencia Espacial Rosaviakosmos a su boda, la próxima semana en el restaurante Villa Cari de Houston, Texas, Estados Unidos.
Pero necesitó la intervención poco menos que del presidente ruso, Vladímir Putin, para autorizar esa boda, mal vista por los militares por considerar que Malenchenko es "portador de secretos del Estado" y no puede casarse sin permiso con una extranjera.
Desde Kuala Lumpur, el ministro de Industria, Iliá Klebánov, quien acompaña a Putin en una visita oficial a Malasia, dio cuenta de la bendición del Kremlin a una boda que ha suscitado el interés del mundo entero.
"Es una idea muy linda y bonita", dijo a la prensa Klebánov, consciente del atractivo de esta boda a distancia desde el espacio, que Rosaviakosmos antes había sugerido posponer a su cosmonauta hasta su vuelta del espacio, en octubre próximo.
El sueño de Malenchenko, coronel de la Fuerza Aérea y comandante de la actual tripulación ruso-estadounidense de la ISS, es casarse a distancia con Ekaterina Dmítrieva, ciudadana estadounidense de origen ruso.
En un gesto de rebeldía hacia el jefe de la Fuerza Aérea, que ha reprobado su matrimonio por poderes con la novia estadounidense, Malenchenko informó hoy a los jefes del programa espacial ruso que seguirá adelante con su boda.
"Malenchenko envió al director de Rosaviakosmos, Yuri Kóptiev, la invitación a su boda", dijo Sergueí Gorbunov, portavoz de la Agencia Espacial Rusa.
El mismo Gorbunov confesaba a la prensa hace un par de semanas que el máximo jefe militar al que había llegado el asunto de la boda "por poco se cae de la silla" al enterarse de la intención del cosmonauta.
"Rosaviakosmos no tiene objeciones a esta unión, el matrimonio es un asunto personal de los cosmonautas", aseguró Gorbunov, en un cambio radical de la postura oficial.
El novio, de 41 años, y su prometida, de 26, no quieren esperar la vuelta del cosmonauta a la Tierra y lograron un permiso especial de las autoridades de Houston, que en casos extraordinarios permiten contraer matrimonio en ausencia de uno de los novios, representado por un notario.
La originalidad de Malenchenko había irritado a sus jefes de la Fuerza Aérea y de Rosaviakosmos, y la boda, horas después de anunciarse el lugar y la fecha, era cancelada por la parte rusa.
"Yuri ha revisado sus planes y no se casará en órbita", afirmaba hace una semana Gorbunov, mientras se revelaba que Malenchenko había recibido en la ISS el anillo de boda y el esmoquin, en un paquete personal llevado a la estación espacial en junio por una nave de carga.
El golpe de gracia lo asestó el general Vladímir Mijailov, comandante de la Fuerza Aérea rusa, quien sentenció que "un oficial ruso no debe comportarse como una estrella de cine", según fuentes militares citadas por la prensa.
El mismo Gorbunov señaló entonces que, según normas de secretismo aún vigentes en Rusia, un "portador de secretos del Estado" no debe salir del país, contactar con foráneos ni casarse con un extranjero durante un plazo de entre cinco y diez años.
Pero tras el visto bueno del Kremlin anunciado hoy, las agencias rusas confirmaron que la boda se celebrará en Houston el próximo día 10, en una ceremonia sin muchos invitados, y que, tras el retorno de Yuri en octubre, los novios pasarán la luna de miel en Australia.