San Francisco (EEUU), (EFE).- El creciente uso de celulares con cámaras plantea serios problemas de invasión de la privacidad, ya que con esos teléfonos se pueden tomar fotografías clandestinas en los lugares -y situaciones- más comprometidas.
Teléfonos celulares del tamaño de una baraja de cartas pronto podrían ocupar el lugar de los enormes objetivos que habitualmente arrastran los tradicionales paparazzis para pillar "in fraganti" a sus "víctimas", dado su reducido volumen y que nadie los asocia con el de una cámara fotográfica.
Estos teléfonos permiten al usuario tomar fotografías y enviarlas a otros celulares; las imágenes también pueden descargarse al ordenador personal, enviarse a través de Internet o colocarse en lugares que permiten crear álbumes para compartir con otros, como Fotolog.net.
Se calcula que ya hay unos 80 millones de usuarios de teléfonos con cámaras -o cámaras con teléfono- en todo el mundo, principalmente en Asia y Europa.
Su uso todavía no está muy extendido en EU, pero con el descenso de los precios -ya pueden comprarse hasta por cien dólares- y la mejora en la calidad de las fotografías pronto podrían alcanzar al gran público, igual que ocurrió con los celulares normales y corrientes.
De hecho, y a pesar de que la fusión de ambas herramientas todavía parece poco congruente, los analistas esperan que se vendan como panes calientes estas navidades: la consultora IDC calcula que se despacharán más de 50 millones de aparatos en todo el mundo.
Otros centros de investigación predicen que serán la norma en el 2007, lo cual podría crear graves problemas de invasión de la privacidad.
Seven Hills, un suburbio de Cleveland (Ohio), pronto podría aprobar una ley que prohibiría el uso de los móviles en lavabos, gimnasios y edificios públicos propuesta la semana pasada por un concejal molesto por la posibilidad de que le hiciesen fotografías mientras sudaba en el gimnasio.
Su uso ya se ha prohibido en los vestuarios del gimnasio The Sports Clubs, con locales en varias ciudades estadounidenses; en el centro de deportes North Dodge Athletic Club, en Iowa, y en un centro juvenil de Florida, entre otros lugares.
Paradógicamente algunos fabricantes, como Samsung, han prohibido su utilización en sus propias factorías, según señala el diario "USA Today".
Este periódico también indica que las fotos de mujeres desnudas de países asiáticos tomadas con celulares, y sin su consentimiento, ya circulan por Internet.
Las cámaras, sin embargo, no sólo sirven para hacer trastadas.
En Escocia, los móviles se han utilizado para retransmitir fotografías de víctimas de accidentes a los doctores antes de llegar a los hospitales, y en otras ocasiones las imágenes sirvieron como pruebas de delitos.
Según Lisa Ihde, portavoz de Sprint, algunos padres ya utilizan los móviles como niñera, y piden a sus vástagos prueba palpable de dónde se encuentran en cada momento.
En cuanto a los trabajadores que viajan con frecuencia, como los agentes comerciales o los vendedores de seguros, estos celulares se han convertido en una herramienta indispensable, dice Ihde.
El servicio podría convertirse en la gallina de los huevos de oro para las compañías telefónicas: Verizon, por ejemplo, cobra 25 centavos por cada fotografía que se envía o se recibe.
Sea como fuere, su uso parece inevitable: en opinión de Neil Strother, analista de la consultora In-Stat, un celular sin cámara será, en el futuro, como un coche sin limpiaparabrisas.