Mañana se presenta La Pastorela de la Esperanza
Torreón, Coah.- La escenografía: lo que se pueda. El vestuario: el que consigan. Los actores: sólo aquéllos con ganas de redimir sus culpas para siempre. Noche a noche 25 internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) ensayan hasta el cansancio sus personajes.
Lo dijo Miguel Sabido cuando escribió La Pastorela de la Esperanza: en todo centro penitenciario será fácil encontrar las personas adecuadas para interpretar los personajes de mi obra.
Y es que a pesar de los errores y del encierro, en un reclusorio siempre habrá un hombre joven, alegre y espontáneo, otro que sepa tocar la guitarra o cantar, uno más con aspecto nostálgico. Tampoco puede faltar el feo pero simpático, el guapo pero arrogante y alguien muy serio pero con gran sentido del humor.
El Centro de Readaptación Social, Cereso, de Torreón no es la excepción. Hubo quien pudiera personificar al Ángel Gabriel, a Luzbel y al Ermitaño. No fue difícil hallar a 12 internos con la desenvoltura suficiente para interpretar a los pastores.
Mañana será su día. Después de varias semanas de ensayos todo está listo para interpretar ante la prensa, compañeros de prisión y las autoridades del Cereso, La Pastorela de la Esperanza.
Un demonio sin cuentas pendientes
José Encarnación Zapata Mora es Luzbel. Hace casi cuatro meses ingresó al reclusorio por delitos contra la salud. Tiene confianza en obtener pronto su libertad porque dice, no tiene ninguna deuda pendiente con la sociedad.
- Todo se debe a una mala jugada, para mí todo ha sido muy difícil y duro, es una vida pesada, pero hay que irla sobrellevando, me siento mal moral y psicológicamente pero he recibido la ayuda de las autoridades del Cereso.
A José Encarnación le gusta participar en este tipo de actividades para evitar los malos pensamientos. Además le atrae el deporte: ha sido luchador y futbolista. Y ahora actor.
Desde hace tres semanas ensayan en el patio del Cereso. Tuvo que aprenderse más de 90 diálogos para desempeñar a la perfección a Luzbel. Pero a pesar de su personaje cree en Dios y siempre lleva alrededor de su cuello un crucifijo.
-El problema del encierro es nuevo para mí pero nada gana uno con tirar rollo como dicen aquí en el Cereso. Mis compañeros y las autoridades me impulsan a que salga adelante, representa mucho para mí participar en la obra por satisfacción personal.
El amor tras las rejas
Gerardo Moreno Solís logró demostrar su inocencia y después de un año y tres meses de estar en prisión obtuvo su libertad. Sólo que en la cárcel encontró el amor y participar en la Pastorela como músico le da la oportunidad de ver a su esposa todas las noches.
Por su buen comportamiento las autoridades del Cereso no tienen ningún problema para permitir su ingreso a la hora de los ensayos.
-Cuando me acusaron de robo y me encerraron pensé que las cosas iban a ser muy difíciles. Decían que era muy peligroso estar aquí pero nunca me trataron mal ni me golpearon.
Participó por primera vez en la Pastorela el año pasado. Así conoció a Nancy. Ahora ella está embarazada y espera que salga pronto de prisión para formar una familia.
-Yo no robé nada y logré demostrarlo, tampoco me importa lo que Nancy fue antes sino lo que es ahora, estoy convencido que es una buena persona.
Ahora tiene un taller de carpintería. Y su estancia en la cárcel la toma como una experiencia que lo hizo llegar a Nancy.
-Creo que participar en este tipo de actividades sirve mucho, si no hubiera cantado en la Pastorela del año pasado no hubiera conocido a la que hoy es mi esposa.
Los primeros 15 días de encierro dice, fueron difíciles. No comía y apenas si podía dormir.
-Nuestro hijo significa la culminación de todos los sueños que hicimos aquí. Nada más falta que obtenga su libertad.
Cuando la libertad está en el alma
En siete años Nancy aprendió lo que no hizo cuando era libre. Tiene más de 30 diplomas por los cursos de capacitación y clases que ha tomado. Se dice víctima del delito de secuestro en el que se vio involucrada.
En la obra representa una pastora. “Le doy gracias a Dios de haberme hecho valorar las cosas. Creo que el estar encerrado no es un impedimento para superarte”.
Cuando ve a sus compañeras les pregunta: ¿Para qué amargarse?
-No vale la pena si uno se puede superar y sonreír a la vida. Siempre he dicho que aunque estén esas paredes no quiere decir que estemos encerrados porque la libertad está en el alma.
Para Nancy el arrepentimiento existe siempre y cuando sea de corazón.
-Cometimos un error y lo estamos pagando, estoy segura que Dios ya me perdonó. Me dieron 15 años pero hay posibilidades de que salga antes, pero la fecha exacta de mi partida sólo Nuestro Señor la sabe.
Actividades como la Pastorela, asegura, son buenas porque les impiden a los internos estar pensando en cosas ociosas o malas. Por eso participa en lo que puede.
Todas las noches reza y siempre le pide a Dios:
-Ayúdanos a suportar el encierro y a tener paciencia. Cada día debemos darle gracias a Dios porque estamos bien, porque estamos vivos, ¿qué más le podemos pedir?.
Primero actor, luego escritor
Alejandro Palacios Trujillo jura una y otra vez que es inocente. Fue acusado de asesinar a su hijastra, pero asegura que fue un accidente.
Al principio era uno de los pastores de la obra, pero como el preso que representaba al Ermitaño obtuvo su libertad, se quedó con el papel y además escribió algunas frases de despedida para la Pastorela.
-He compuesto algunas frases de agradecimiento y plegarias, al final de la obra le pedimos a Dios que nos conceda la libertad que tanto ansiamos, que nos dé tranquilidad, que cuide a nuestras familias.
Después de cinco meses en prisión todavía no le dictan sentencia.
-A veces cuando me levanto en las mañanas pienso que todo es una pesadilla. Soy inocente, quiero salir libre y creo que Dios me lo va a conceder porque fue un accidente.
Alejandro dice que afuera hay gente que lo necesita como sus tres hijos. Cada vez que lo visitan se da cuenta que les hacen falta muchas cosas que ahora ya no les puede dar.
-Mis hijos me necesitan y creo que no es justo estar en prisión porque no hice nada. Participar en la obra me sirve de distracción y motivación, tengo la conciencia tranquila de todo lo que pasó.
Siempre trata de mantenerse ocupado haciendo deporte o ensayando en la obra.
-Hay muchas cosas qué hacer para ayudar a mi familia desde aquí adentro porque ellos siempre se parten el alma para traerme lo poco que pueden.
El arrepentimiento sí existe
En cuatro meses Rosa Isela Escobedo Meraz saldrá libre. Lleva cuatro años en prisión y los cuatro ha representado a la Virgen María en La Pastorela de la Esperanza. Fue acusada de robo a casa habitación y reconoce su culpabilidad.
-Sí cometí el delito y me declaré culpable, pero este tiempo me ha servido para valorar a mi familia y a mí misma.
Rosa Isela dice que cuando el juez dicta sentencia más vale hacerse a la idea de estar en prisión.
-La vida se vuelve más difícil pero hay que sobrellevar los problemas y las situaciones.
Se siente contenta de representar el papel de la Virgen María y espera que todo salga bien el día de la obra.
-El hecho de estar aquí no significa que seamos malos, muchas veces la necesidad nos hace cometer errores, además creo que existe el arrepentimiento y también que aquí se pueden aprender cosas, cuando salga de aquí no volveré a cometer el mismo error.
Pagar con todas las de la Ley
La ironía: Jesús Herrera Reyes pasará 53 años en prisión por asesinar a un sacerdote. Y a un año de haber comenzado a purgar su condena decidió participar en una obra religiosa representando al Ángel Gabriel.
-Ese día no estaba en mi juicio. Estoy aquí por asesinato pero lo hice a la mitad porque fue entre dos.
El director de la obra en más de una ocasión se ha quejado de Jesús. Dice que es indisciplinado, que no le gusta acudir a los ensayos y ya no hay tiempo para poner a otra persona en su lugar porque el estreno de la Pastorela será este sábado.
Jesús se defiende: “no es indisciplina, lo que pasa es que tengo mucho trabajo fabricando cuadros, por eso falto a los ensayos, ya me sé todos los diálogos, sólo que a veces se me olvida por los nervios pero sí me gusta participar”.
Asegura estar arrepentido de haber asesinado al sacerdote y día a día trata de rehabilitarse.
-Este tiempo ha sido muy difícil porque mi familia se entristece y yo también, pero reconozco que la regué y tengo que aceptar mi responsabilidad porque hay que echarle ganas. Sólo le pido a Dios que haga su voluntad, que sea lo que Él quiera.
Jesús no se siente mal de participar en una obra religiosa porque dice que no sabía que la persona a la que asesinó era sacerdote.
-Nunca me lo hubiera imaginado y el hecho de participar en una obra religiosa me hace sentir bien. Ese día no estábamos en nuestro juicio, cuando me detuvieron todavía andaba en el aire. Le pido perdón a la familia del sacerdote y a mí lo único que me queda es pagar con todas las de la Ley.
Cualquiera que haya sido el delito de cada uno de los participantes de La Pastorela de la Esperanza: robo, secuestro, asesinato o venta de drogas, ninguno puede evitar perder la mirada mientras actúan y cantan. Tal vez piensan en la familia que los espera y en la Navidad que deberán pasarla en prisión.
Taller de teatro, un anhelo
Javier Torres Gómez es el director de la Pastorela de la Esperanza. A él le toca regañar a los presos cada vez que se equivocan en un diálogo y en una canción, pero también es el encargado de mantener la unión del grupo de nuevos actores.
En 1999 Javier ingresó a prisión por delitos contra la salud y desde entonces es el responsable de dirigir la obra . En el Cereso no hay teatro y todos los actores son improvisados. Cada año hay gente nueva porque algunos participantes logran obtener su libertad, pero también están los que siempre participan.
Dice que lleva varios años pidiendo que en el interior del Cereso se implemente un taller de teatro, pero hasta ahora no han tomando en cuenta su solicitud. Y es que como director teatral le gustaría abarcar otro tipo de géneros como la comedia y el drama y no sólo obras religiosas.
“Cada vez que se inicia la obra hay que volver a empezar, sí es difícil, pero es parte de la esencia porque si no haces corajes, si no estás con dolor de cabeza por los errores que cometen los compañeros, entonces no tiene chiste”.
Se queja de los participantes indisciplinados y asegura que le duele tener que regañarlos, pero también sabe reconocer el esfuerzo que hacen para que los ensayos salgan bien.
“No es que los quiera obligar a participar pero a estas alturas ya no se pueden echar para atrás, la obra se estrena el 20 de diciembre y dejarla sería una indisciplina, pienso que si se echan un compromiso hay que cumplirlo”.
A pesar del coraje que pasa por la indisciplina de algunos actores, Javier seguirá al frente de la obra. “Me gustaría que este tipo de eventos se llevara a cabo más seguido, sobre todo para el Día del Padre porque siempre se le da más atención a la madre y al niño, pero a los papás y abuelos no”.
Javier reconoce que es exigente, pero también trata de unir al grupo y hacerles sentir que pueden ser una familia.
“Les hablo duro y fuerte, les grito: ¡córtale ahí!, ¡échale ganas!, ¡vamos a repetir!, ¡qué te pasa!, pero al final ya no los presiono, sólo hay que echarle ganas, siempre les digo que los amo porque a veces también necesitan oírlo, he tratado de que cuando alguno tenga un problema lo cuente porque si la confianza se hace extensa será mucho mejor el trabajo. Estos rollos son espirituales porque te llevan a la reflexión”.
Considera que es bueno para los presos participar en ese tipo actividades. “A mí me sirve para no estar pensando en cómo fugarme o qué drogas conseguir, pero sobre todo para dejar afuera las bajas que las hay demasiadas”.
Cada fin de año la dirección del Cereso acepta una serie de peticiones por parte de los presos. “El año pasado las cumplieron a medias y espero que esta vez sea diferente, ojalá y se sientan más comprometidos y digo esto con ese fin porque quiero que no le queden mal a los chavos. Aquí no se necesitan muchas cosas para sobrevivir porque desgraciadamente siempre estamos dependiendo de lo que la familia nos trae”.