Abierta compraventa de drogas; aumenta la inseguridad
GÓMEZ PALACIO, DGO.- En los andadores de Chapala la droga, la violencia y el miedo caminan de la mano. El Siglo de Torreón realizó un breve recorrido para sondear con los vecinos la situación. A petición de los propios entrevistados, los nombres han sido omitidos.
Una mujer de unos treinta y cinco años sale de su casa y mientras cierra la puerta muestra su desconfianza cuando se le cuestiona acerca de lo problemas de inseguridad y narcomenudeo. “Ahorita no tengo tiempo, ya me voy”. Duda un momento y luego se anima a decir: “pues de pronto andan desconocidos por la noche... y, ande, sí hay mucha droga”. Después se retira exclamando: “vaya ahí con la vecina, a ver qué le dice”.
No obstante, la sugerida, una ama de casa ya cerca de los treinta años, señala no tener conocimiento de venta de droga. “Es que apenas tengo un año” aclara. Pero, según dice, anteriormente había muchos pleitos entre pandillas: “que los Vagos o los Jarpis... he escuchado que el andador 20 es muy problemático”.
Otra de las que se escuchan por estos rumbos son Las Boinas 23.
El primero de mayo fue asesinado un elemento de la Policía Preventiva por el andador nueve. De acuerdo a lo que manifiestan otros habitantes de por ahí, a raíz de este crimen, los patrullajes aumentaron... pero no duraron mucho tiempo. “Hay redadas cada ocho días” comenta otra mujer.
Entre los andadores veintes, una joven barre la calle mientras platica: “casi siempre hay unos muchachos sentados en la placita, o juegan fútbol, pero no hay problema con ellos”. Sin embargo, expresa que la policía “de pronto agarra a algunos”.
¿Usted sabe si por aquí se vende droga?
Hace una pausa y responde: “yo no he visto... no sé”.
¿Quién podrá saber?
—Pues, las que miran siempre se han quedado calladas.
¿Por qué?
—Ha de ser por miedo, qué se yo.
Un hombre que camina por ahí declara: “nosotros a veces les hablamos a las patrullas porque nomás se juntan ahí y se ponen a loquear y ya locos... al que pase. Ya no los aguantamos”.
De acuerdo a lo que se comenta entre algunos pobladores de estos corredores, en un negocio de videojuegos o maquinitas, propiedad de una señora de nombre Andrea, desde hace tres años “casi a diario se juntan y ahí les venden la mota”. El local está ubicado en el andador 23.
De esa mujer se dice que tiene once hijos y “cada quien anda en una pandilla”, por lo que asume una actitud amedrentadora.
Pero, también señalan que “a veces, unos taxistas vienen los viernes a traerles droga”.
¿Por qué nadie denuncia?
—La gente no quiere decir nada porque no se quiere meter en broncas. Aquí todos callan.
Y es que el miedo se genera a partir de las amenazas que algunos confiesan haber sufrido. “Esa vieja es cu...”.
Otra persona manifiesta preocupada, “ya ni podemos salir”. Este mismo cree que la gente no hace nada debido a que “hay muchos padres solapadores” que encubren, o “por temor a represalias”. Y señala el caso de un habitante de la colonia que es maestro y que tiene un hijo al que le apodan el ‘Chilaquil’, quien vende droga en una institución educativa.
Además, el entrevistado establece que hay un ex agente de la policía de nombre Rolando que se dedica al tráfico de estupefacientes al menudeo.
Y aunado a la droga, la violencia. “Se pelean las pandillas a pedradas y, a veces, hasta sacan armas de fuego”, apunta.
Pero eso no es todo, cuando se le pregunta acerca de la intervención de los cuerpos policíacos, exclama: “ése es otro problema”. Explica que hace algunos meses un tal Jorge, vecino de esos andadores, fue asignado a la unidad 219 de la Policía Preventiva que patrulla el lugar. “Entonces fue cuando más se alborotaron”, comenta refiriéndose a los jóvenes que se juntan a drogarse y que, a veces, “asaltan a las personas que pasan por aquí de las escuelas, del hospital”.
Aunque dice que al agente mencionado ya lo bajaron de la unidad “y ahora anda en bici”,desde entonces “los policías ya no se meten, nomás pasan por las calles pero ya no se bajan aquí por los corredores”.