POR YOLANDA RÍOS R.
EL SIGLO DE TORREÓN
BERMEJILLO, DURANGO.- El grave rezago y la situación de crisis económica y social en que se encuentra el campo mexicano, requiere de nuevas alternativas, pero que sean auténticamente viables y atiendan a la necesidad urgente de generar una auténtica estrategia de desarrollo rural, integral, sustentable y en la que la participación y organización comunitaria sea uno de los elementos claves a fin de lograr el mejoramiento gradual de las condiciones de vida de quienes habitan en las comunidades marginadas y en extrema pobreza.
Es hacia ellos a quienes se dirigen los esfuerzos de programas y proyectos como el que realiza actualmente la Universidad Autónoma Chapingo a través de la Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas URUZA que en 1996 inició uno muy ambicioso denominado “Alternativas de Desarrollo Social en las Comunidades Marginadas del Municipio de Mapimí”.
Éste es uno de los aproximadamente 150 mil de este tipo que operan en América Latina y El Caribe, auspiciados por la Fundación Kellog Michigan y opera en la región duranguense con tan buenos resultados, que a casi seis años, ha recibido el financiamiento para cuatro etapas más de desarrollo de sus acciones en materia de salud, educación, agricultura, ganadería, manejo de agua, fondo de ahorro y comercialización a favor de ocho comunidades.
Se trata de La Jarita, Martha, 22 de Febrero, Montes de Oca, La Victoria, Puerto de Jaboncillo, Santa Inés y Santa Librada.
Estas comunidades del semidesierto, tienen una característica: La escasez de agua que viene a representar uno de los problemas más fuertes y limitantes de los recursos naturales, que impacta de manera directa en la generación y producción de alimentos, además de desencadenar infinidad de problemas de tipo social relacionados con la salud, limpieza, educación, empleo.
Los impulsores de este Grupo Interdisciplinario de Vinculación, GRINVIN de la Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas URUZA-Universidad Autónoma Chapingo, recibirán el mes entrante otra importante aportación de la Fundación Kellog Michigan y están dispuestos a seguir trabajando fuerte y decididamente, con el apoyo de otros organismos como la Secretaría de Desarrollo Social y la Comisión Nacional de Zonas Áridas Conaza.
El doctor Aurelio Pedroza Sandoval, coordinador general de este proyecto, amplía la información y sobre todo, de las vivencias y resultados de estas acciones de vinculación de la Universidad con la sociedad rural.
Este Grupo, integrado por técnicos y académicos de diferentes especialidades relacionadas con el medio rural, promueven la vinculación de la Universidad con el campo como herramienta para impulsar el desarrollo en acciones concretas y supervisan los resultados constantemente para evaluar si sirven o no.
Así, acciones concretas como Captación y Uso del Agua, Horticultura, Caprinocultura, Avicultura e Industrialización de Productos Silvoagropecuarios son impulsadas y sobre todo, desde la perspectiva de quienes participan en su implementación a saber: los directamente beneficiados.
Las experiencias de estas acciones rurales comenzaron con la identificación de los problemas que existen en las comunidades catalogadas como de “extrema pobreza’’, las causas: falta de apoyos del Gobierno Federal, Estatal o la inviabilidad de los programas, dadas sus necesidades de desarrollo muy diversas.
Combatir la extrema pobreza puede ser una expresión muy gastada, pero para el especialista en desarrollo rural, “esto es posible en la medida que se impulse a las comunidades con programas pilotos, pero sustentados en diagnósticos previos, fortalecimiento de los esquemas organizacionales, fomentar la capacitación, desarrollar proyectos productivos viables que incluyan aspectos como acciones de fondos de ahorro, microfinanciamiento, administración, capacitación tecnológica, producción, organización y comercialización’’.
Se refirió por ejemplo al proyecto de producción de Sábila implementado en la URUZA, como un ejemplo de la relación entre la Universidad y el grupo de especialistas, lo cual permite transferir la tecnología de producción a las comunidades y éstos a su vez la integran a la producción comercial.
La producción de alimentos en forma familiar es otra actividad que recibe fuerte impulso, lo que a seis años ya permite tener mecanismos de comercialización definidos y genera fuentes de empleo, el lugar de venta es el local del Centro de Acopio y Venta de la Cooperativa “Super Chapingo 2001’’ ubicado en calle Ferrocarril de Bermejillo, Durango.
Algunos de los alimentos que se producen ya de manera organizada y se venden con buena demanda son: Producción de hortalizas, Industrialización a nivel casero de queso, chorizo, dulces de leche, crema, shampoo de sábila, sangre de grado, miel de abeja.
También se ha logrado una mejor producción de huevo de gallina, elaboración de carnes frías y el mejoramiento del sistema caprino para la producción de carne, leche y cabritos.
En éste y todas las actividades que se realizan tendientes a ayudar a las personas, pero partiendo de la base de su propio esfuerzo, la capacitación es decisiva, por eso, el dominio de las herramientas y técnicas que permitan su implementación, es uno de los retos.
Con disciplina y ayuda, hombres y mujeres aprenden a elaborar alimentos para su comercialización pero también cosméticos, artesanías, manualidades, cooperativismo, así como la administración de sus pequeñas empresas.
Los resultados de este programa operado por el GRINVIN, a la fecha, dan cuenta de los avances, pues ya operan fondos de ahorro, consultorios médicos rurales, hay promotoras de salud, capacitadores, programas de educación inicial, primaria y secundaria, huertos familiares, cisternas, estanques y presas rehabilitadas, techos adecuados para captar agua de lluvia, sementales aportados para programas caprinos, hembras para mejorar la calidad de la producción caprina.
Funcionan además en esas comunidades rurales, hogares beneficiados con energía solar, operan programas de colmenas y también paquetes de aves.