Entre el chisme y la pared
En el mundo del chismorreo gringo, todos están hablando sobre la tremenda cornada que le puso Ben Affleck, a su sensual novia Jennifer López y la pregunta que muy pocos se aventuran a responder es: ¿Perdonará la López a su futuro marido?... Unos dicen que sí, otros más aseguran que de ese amor ya nada queda, lo cierto aquí es que sin duda la vida se está cobrando una factura muy gorda con la pobre J.Lo., quien parece estar pagando con lo que más le duele: Su vanidad.
Desde que la cantante conoció la fama y la fortuna, los humos se le subieron a la cabeza. Sus matrimonios “exprés” son muestra clara de lo caprichosa que se volvió, comprando y pagando muy bien, sus deseos instantáneos de marido. Pero ahora la vida le está devolviendo la cachetada. Según una nueva entrevista, Ben, sí engañó a la López, y no en una ocasión, como antes se especulaba, sino durante todo su noviazgo, pues al parecer el actor, es una asiduo fanático del sexo por paga. Por si fuera poco, la bailarina nudista que sacó todo el escándalo a la luz, Tommy Morris, cobró una jugosísima cantidad a cambio de revelar lo que pasó aquella “noche de copas” junto a Ben, y cuatro de sus compañeras de trabajo. Noche que resumió como “una velada que yo nunca olvidaré y que seguramente él querrá olvidar”.
Así las cosas, mientras salen más trapitos sucios del “sucio Ben”, la López no haya ni dónde esconder la cabeza. Constantemente los medios la acosan para que dé su punto de vista sobre el escándalo de su prometido, pero hasta la fecha nadie le ha podido sacar ni una palabra y todo se resuelve a través de sus manejadores. No cabe duda que el día que la cantante se enfrente a la prensa será un trago muy amargo. Trago que tarde o temprano tendrá que tomar y sea cual sea su decisión respecto a Ben, ella sabe que las críticas no se harán esperar, pues si lo perdona, estará pisoteando su orgullo y vanidad, (que bastante bien ha sabido fortalecer) y si no lo perdona, no faltará quién la acuse de no haber amado al Affleck lo suficiente. En fin, que como diría mi abuelita, “al mal paso darle prisa”... ¿No creen?
Al puro estilo de Hollywood
No les hace falta mirar los folletos de las agencias de viajes, ni hacer colas en los aeropuertos, ni llevar la calculadora a mano para no pasarse del presupuesto. Son las estrellas del espectáculo, triunfadores en los negocios o la política, gente que en muchos casos vive habitualmente donde los demás quieren ir de vacaciones y que van, a veces en secreto, a lugares casi inaccesibles -por el precio o por la geografía- para los que no tienen su fama o su dinero. El cantante Sting, por ejemplo, que tiene fantásticas casas en Londres, Nueva York y Malibú, pasa los veranos con su mujer, Trudy, y sus hijos en la Toscana, a pocos kilómetros de la cultural Florencia. En una villa palaciega recibe a invitados, para los que suele actuar; espera que le llegue la inspiración -siempre tiene a punto un estudio de grabación-, y se relaja paseando por sus olivos y viñedos. Como vecino tiene a Russell Crowe, que aún mantiene la casa que compró cuando era soltero. A otros famosos no sólo les da por comprar lujosas mansiones, sino Islas enteras para su mayor comodidad. Entre esos privilegiados se encuentran los actores Mel Gibson y Robert de Niro, la presentadora Oprah Winfrey y el tenista André Agassi, quienes poseen sus propios “mini países” en las Indias orientales o en el Caribe.
La Costa Azul, más bulliciosa, también atrae a muchas figuras de la música, como Elton John, quien tiene dos residencias, una en la montaña (con pista para helicóptero) y otra a pie de playa. Ambas repletas de valiosos cuadros, antigüedades y telas de Versace. En Estados Unidos, Miami tiene muchos adeptos. En el feudo de Gloria Estefan poseen residencias Julia Roberts, Leonardo DiCaprio, Celine Dion -que hace escapadas desde Las Vegas-, Cher, Sylvester Stallone, Demi Moore y su jovencísimo prometido, así como la extraña pareja formada por Enrique Iglesias y Anna Kurnikova. Otros por su parte, prefieren el clima de California. Allí se puede topar uno con Tom Hanks, Dustin Hoffman, Sean Penn y Robert Redford, cuyas casas al pie de la playa son unos verdaderos palacios. Lo dicho, nadie como los famosos para saber lo que son unas verdaderas vacaciones.
Actor valentón
El actor Tom Cruise dejó a todos con la boca abierta, por su valentía al revelar en una entrevistas cómo ha podido manejar su grave problema de dislexia, padecimiento que les vuelve a quienes la padecen extremadamente difícil interpretar el lenguaje escrito. Tom aseguró que gracias a su “religión” la Cientologia, ha podido sobrellevar ese sufrible mal (que no tiene cura) el cual le fue diagnosticado cuando tenía siete años.
“Cuando leía algo yo trataba de concentrarme en la lectura, pero al final, apenas guardaba una pequeña noción de lo que había leído” revela en la entrevista y agrega: “Me sentía nervioso, frustrado y muy tonto. Eso me volvió enojón, aunque siempre lo manejé como un gran secreto”. Pero su máximo reto fue sin duda cuando comenzó su carrera como actor, principalmente cuando tuvo que hacer el rol para la cinta Top Gun, que posteriormente lo lanzó a la fama. “Tenía 22 años y la oportunidad de hacer uno de mis sueños realidad... Ser piloto... Así que tomé un par de lecciones, pero de nada me sirvieron. Cuando la gente me preguntaba qué era lo que pasaba, yo les mentía diciendo que estaba muy ocupado para eso, pero la verdad era que no pude aprender ni lo más mínimo sobre cómo pilotear un avión”. Finalmente, en 1986 y gracias, según dice, al método de “estudio de tecnología” que se lleva en la religión a la que él asiste, pudo superar el problema: “Todavía no doy crédito a que ahora puedo aprender todo lo que quiero. En ocasiones he llegado a pensar que tal vez nunca tuve dislexia”. Esta versión, no convence mucho a los doctores, quienes aseguran que el caso de Tom, puede ser un caso aislado, pues para ellos, ningún método religioso puede realmente curar ese mal. Lo que sí queda claro aquí, es que se necesita mucho valor para que un famoso de la talla de Tom Cruise, reconozca públicamente que durante años tuvo una vida negada al conocimiento.
¡Hasta la próxima!