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Circo

Federico Reyes Heroles

Un poco más de la mitad de la población, alrededor de 54 millones de mexicanos, ateniéndonos a la nueva metodología de Sedesol, viven en situación de pobreza. La mitad de ellos en pobreza extrema. Tres cuartas partes del país están en proceso de erosión. Dos tercios del territorio son ya desérticos o semi-desérticos. Perdemos una cifra que oscila entre las 500 mil y las 700 mil hectáreas de bosques y selvas anualmente. Independientemente de que nos damos el lujo de incendiar, justo en esta época buenas porciones de nuestro querido México. Pero claro el tema de hoy es La Jefa, en su segunda edición de decenas de miles de ejemplares. Todo lo demás puede esperar, los mexicanos tenemos tiempo de sobra para seguir metidos en la intriga palaciega.

El país cruza por un umbral demográfico decisivo. Por el número de madres en edad reproductiva, llegarán a este país más o menos diez millones de seres humanos por década hasta que, a mitad de este siglo, nos estabilicemos. Por cierto o aprovechamos el bono demográfico para ahorrar o dentro de tres sexenios estaremos hablando de él como otra oportunidad perdida. México ya empieza también a registrar un problema del avejentamiento de su población. Necesitamos sentarnos a mirar los números porque de seguir por donde vamos no nos van a alcanzar los centavos para las pensiones. Los que estamos en edad productiva, que no dura para siempre, debemos acumular lo suficiente para pagarnos nuestros años de vejez. Nuestras principales instituciones de seguridad social, IMSS, ISSSTE, necesitan revisar sus fórmulas de financiamiento, porque por el camino que van simplemente quebrarán frente a los compromisos asumidos. Pero, que importa, mejor hablemos de que en el Popularómetro Marta Sahagún ya viene en el segundo lugar después del presidente. El 79 por ciento de la población ya la conoce, por arriba de secretarios de estado como Santiago Creel a quien no lo conoce el 43 por ciento de los mexicanos o Francisco Barrio que llega al 52 por ciento. Sólo López Obrador se le empareja. La carrera por el 2006 ya empezó. El gran deporte nacional, la especulación, no puede quedarse atrás.

Por cierto estamos en la etapa histórica en que más empleos necesitamos generar. No lo logramos. Por eso emigran anualmente alrededor de 300 mil compatriotas, casi mil todos los días. Los extorsionan, los maltratan, los matan. Nos compadecemos de ellos cada vez que las televisoras nos muestran esas escenas lastimosas, terribles. Pero, poco después, de regreso al chisme, faltaba más, si algo nos sobra a los mexicanos son temas para distraernos. El 77 por ciento de la población cree que el Presidente Fox consulta a otras personas antes de tomar decisiones. El 76 por ciento opinan que su esposa tiene mucha o algo de influencia. Trece puntos más que la influencia de su gabinete, quince más alto que su partido, 21 por ciento más que los medios de comunicación. Qué decir del Congreso, los mexicanos piensan tiene 25 por ciento menos de influencia que la señora Sahagún y los ciudadanos estamos 30 puntos por debajo. Así las cosas, mejor apostarle a los pasillos de Palacio o de Los Pinos que ir a las instituciones. Por cierto nuestro nivel general de escolaridad es de alrededor de ocho años cuando nuestros competidores obligados por la globalización ya llegan a los doce. Pero, ¿para qué ocuparnos de esas cosas? De regreso al asunto caliente. Dicen que los hijos volaron en una avión de la presidencia y se fueron de shopping al otro lado. Guau, ya ella lo desmintió, porque su vida es un libro abierto y no en sentido figurado.

Tenemos algunos problemas de infraestructura, digo por ejemplo el agua. La población y la producción están donde no hay agua. Allí donde abunda viven una porción menor de los mexicanos. Los niveles de los mantos freáticos en algunas zonas descienden de manera dramática. Por supuesto no la estamos limpiando y tratando. De seguir así en un par de décadas seremos un país de sedientos, pero para qué preocuparnos. Mejor le seguimos. El 67 por ciento de la población tiene una opinión favorable de Marta Sahagún como persona o sea que si quisiera lanzarse para “la grande” podría, dicen. Ese es el asunto central. De hecho 55 por ciento de la población sí cree que ella busca un puesto de elección popular. Un 23 por ciento piensa que quiere ser presidente y eso fue antes de la aparición con Brozo, porque allí, claramente, a partir de las ingeniosas y filosas preguntas admitió que lucha por la continuidad, palabra clave. Más claro ni el agua.

Si, es cierto necesitamos una reforma fiscal porque la mitad de la economía vive fuera de las reglas y no aporta, porque por eso en parte no nos alcanzan los dineros públicos. Porque así no se puede incrementar el gasto social. Si, por supuesto, todo eso es cierto, pero ahorita lo importante es ver el espaldarazo que le dio el presidente, al que el 76 por ciento de la población miran como alguien a quien los problemas lo han desbordado. Hemos perdido alrededor de unas 300 mil plazas, en parte por la crisis, la guerra y lo que se le sume, pero bueno aquí estamos muy entretenidos con la “pareja presidencial”. Del déficit de vivienda, alrededor de unos cinco millones, mejor hablamos después no, si es muy grave pero la grilla está en su apogeo, porque en el libro se habla de sexualidad, eso sí está divertido, no las tristes cifras. ¡Viva la libertad de expresión, viva! Esto es la democracia: poder ejercer la “calumnia legal”.

De los 400 mil embarazos anuales de adolescentes para qué hablar. Si, es una tragedia porque la mayoría de los niños que de allí surgen no encuentran núcleos familiares estables. Lo importante en ese tema es que Ella, con mayúscula faltaba más, ya habló del condón, bueno indirectamente, hay un cambio de posición, porque así se está colocando con los sectores que la veían como muy religiosa y conservadora. La campaña o precampaña ya empezó. ¡Qué divertida es la democracia! Sobre todo qué buenos espectáculos brinda. El ahorro interno ha caído, la inversión en el sector energético no llega, pero eso si el Primer Caballero, como lo ha denominado con su típica agudeza René Delgado, responde personalmente a través de la radio por todos los programas de gobierno, aunque por cierto el 50 por ciento de los mexicanos ya no le cree a la palabra presidencial y sólo la mitad de los esperanzados en el 2000 con la alternancia mantienen hoy su posición. ¿Casualidad? Ella recibió a la entrevistadora, le dio los teléfonos de parientes centrales, abrió su corazón y las puertas. Y de seguro, después del incidente, su reconocimiento de nombre será todavía más alto. ¿Víctima? Víctimas somos todos los mexicanos atrapados en este circo.

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