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Cirque Baroque 'Amor en las alturas'

TORREÓN, COAH.- Todo parecía indicar que la única salida eran las alturas. Dos mujeres y un hombre atrapados en un mundo acuático, ambiente que les resulta desconocido, y en el que empieza a gestarse la historia de un triángulo amoroso.

No bastan las palabras para describir las escenas de Triple Trap, que se presentaron la noche del jueves en el Teatro Isauro Martínez. Porque lo mejor es haberlas experimentado en vivo y a todo color.

La compañía francesa Cirque Baroque demostró en esta pieza de circo-teatro, porqué es toda una tradición en el país galo y porqué se ha convertido en una de las mejores en su género.

Si hubiera que elegir entre ejecución, interpretación, sincronía, armonía y movimientos corporales, no habría mejor opción que resumir el espectáculo en una excelente expresión dramática, ya que sin una escenografía ostentosa y sin diálogo alguno, se cuenta toda una historia.

Un armario rojo se convierte en un actor más dentro de la obra, ya que es la única puerta de salida al mundo exterior, y sirve de pretexto para que se desarrolle la historia, al proveer de nuevos elementos a los tres seres.

Llegan a escena arrastrados en una caja de cristal, de la que salen para caminar y explorar por primera vez el nuevo ambiente al que se enfrentan. Ataviados con unos trajes color arena, que simulan la desnudez de los cuerpos, lo que a su vez prepara un entorno erótico, y no precisamente sexual sino que en el sentido estricto del amor.

Empiezan a descubrirse solos, pero con la compañía del uno al otro; exploran sus cuerpos y se dan cuenta de una fuerza extraña, magnética que los impulsa a estar lo más cerca posible.

De pronto, se abre la puerta del armario creando confusión entre los personajes; en el interior un sillón, con el que el hombre empieza a juguetear y es un elemento que le aporta poder.

Hasta ese momento sólo se han presentado tintes dramáticos a través de la expresión corporal. Pero el clímax de la obra llega, cuando aparece en escena el trapecio, elemento fundamental del Cirque Baroque.

Por el dominio que ha adquirido, el hombre es quien primero trepa al trapecio, demostrando sus mejores acrobacias e invitando a las féminas para que suban también.

Pero hay que mencionar el temor que sienten los actores-acróbatas, antes de trepar al columpio. Tienen que vencer ese miedo súbito que los asalta, que les impide crecer en experiencias, ese miedo a lo desconocido.

Luego de hacer piruetas en el aire por un buen rato, el hombre decide entrar nuevamente al armario, del que repentinamente se cierran las puertas con él adentro.

Las mujeres se quedan solas, pero pronto se dan cuenta que pueden valerse por sí mismas, pues se tienen la una a la otra. Logran un vínculo de estrecha amistad, que se ve lastimado cuando reaparece el hombre. Es aquí cuando el triángulo amoroso toma forma.

Una de las mujeres queda atrapada en el armario, lo que permite que se quede la pareja sola, para reconocerse y explorarse. Empieza el juego del amor.

Pero, minutos más tarde regresa la otra con accesorios para realzar su figura femenina, lo que provoca la admiración de él y los celos de ella.

Y el éxtasis crece aún más cuando de entre los accesorios salen unas cintas que se amarran a su cintura, las que engancha a unas cuerdas para poder saltar libremente por el cielo del escenario.

La otra mujer desaparece y se queda sola una nueva pareja, que comienza un juego de amor más candente y alocado que el primero.

La luz del escenario siempre es tenue, aunque uno que otro reflector hace su aparición de vez en cuando.

Lo más sorprendente del espectáculo, sin duda, son las acrobacias que marcan la diferencia entre el teatro común y el teatro circo.

El hombre se ve sólo ante ese ambiente hostil, y de pronto se ve invadido nuevamente por las féminas, quienes parecen cargar en sus vientres el fruto del amor.

Luego de una serie de piruetas y movimientos corporales, se presentan los tres actores en el escenario con unas grandes bolsas de plástico que simulan capullos, en los que no pierden la oportunidad para hacer sus acrobacias.

Al final, luego de tanto intentar salir de ese ambiente acuático, prefieren encerrarse en los capullos, por temor a enfrentar lo desconocido.

Los aplausos y el reconocimiento por parte de los laguneros no se hicieron esperar. Un acierto el de la Alianza Francesa de La Laguna, haber traído un espectáculo de la calidad del Cirque Baroque, que antes de presentarse en estas tierras, se estacionó en la Ciudad de México y Monterrey.

Una tradición cultural

No son ángeles caídos del cielo, sino tres jóvenes artistas galos que se conformaron como el grupo Cirque Baroque, tras el éxito obtenido en el Festival Internacional de Teatro de Avignon, en 2001. El encuentro es uno de los más importantes en el mundo.

“Si bien no manejamos la muchedumbre y magnificencia del circo barroco, aún guardamos su esencia: el trabajo físico y el uso de técnicas como la acrobacia”, explicó Jean-Baptiste Taguet, su director.

La propuesta del grupo –dice– es fusionar una tradición antigua con arte contemporáneo, por lo que Cirque Baroque incluye danza, teatro, música y artes circenses.

La preparación de sus integrantes tiene un antecedente histórico. El artista recuerda el espíritu de los saltimbanquis pues, al igual que aquellos se juntaban para aprender en una misma escuela, los de Cirque Baroque también se reúnen en un mismo espacio para trabajar con una técnica en común.

Si bien el trabajo corporal es fundamental para el grupo francés, como hacer evoluciones en trapecio y cuerdas, la temática también es importante para ellos.

Triple Trap es un encuentro de sentimientos humanos llevado al lenguaje dancístico: Jean-Baptiste, Solange Lima y Céline Dupuis hacen un recorrido por la vida que inicia en el nacimiento y que transita por etapas donde se descubre el amor, la pasión, la tristeza.

Jean confía en la supervivencia de Cirque Baroque, no obstante las dificultades que implica ser un grupo independiente. “De momento sólo somos tres ejecutantes y dos técnicos en el equipo”, asegura.

El optimismo del artista radica en que Francia es un país donde existe una fuerte tradición circense, hasta tienen escuelas para enseñarlo.

Una compañía de renombre

En Triple Trap actúan Céline Dupuis, Solange Lima y Jerome Bouffandeau. Y como técnicos, aparecen Arnaud Bouvet y Jean-Baptiste Taguet.

-Provenientes de distintos países y entrenados en distintas disciplinas, los artistas de la compañía Cirque Barroque de un momento a otro se convierten en actores, acróbatas, payasos, poetas, bailarines, maestros de ceremonia, comediantes y hasta filósofos.

-En 1973 el músico, comediante y acróbata autodidacta Christian Taguet creó una primer compañía llamada Le Puits aux Images, con la que produjo y dirigió diversos espectáculos.

-Cirque Barroque surgió en 1987 con el fin de experimentar y desarrollar creaciones originales.

-Taguet está involucrado profundamente con el arte circense en Francia y pertenece al Consejo de Administración del Centro Nacional de las Artes Circenses, así como a la Comisión de Apoyo a la Creación del Ministerio de Cultura de aquel país y al Consejo de Administración del Sindicato de Nuevas Formas de Arte Circense.

FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón

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