"Pilato les dijo: ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos? Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato les volvió a preguntar: ¿y qué voy hacer con el que llaman rey de los judíos? Ellos gritaron: Crucifícalo! Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran".
Después de tomar esa decisión, Pilato se lavó las manos como señal de que no tenía ninguna responsabilidad en la muerte de un justo. Pilato actuó democráticamente, dirían quienes confunden la democracia con el voto mayoritario, que llevó a Pilato a actuar contra el derecho y la justicia, pues él sabía que Cristo era inocente. El juicio a Cristo, basado en la decisión de una multitud, es una enseñanza histórica de los resultados nefastos e injustos a los que se puede llegar si confundimos la democracia con el voto mayoritario.
El error está en identificar un instrumento de la democracia para elegir gobernantes con la democracia misma. Un gobierno no es democrático por el sólo hecho de ser elegido por el voto mayoritario.
Hitler lo fue y nadie puede afirmar que su gobierno haya sido democrático. Legitimar todas las decisiones de un gobierno, entre ellas la protección a los derechos humanos y la justicia, a través del voto mayoritario de una asamblea o multitud, no es democracia, sino demagogia o populismo. Pilato hubiera pasado a la historia como un buen gobernante y no como un débil que cedió ante la demagogia y el populismo, si hubiera actuado con justicia en el caso de Cristo y Barrabás.
Una persona o partido llega al poder en una democracia por el voto mayoritario, pero para que su actuación sea considerada democrática, tiene que partir de un orden jurídico que respete los derechos humanos o naturales: vida, propiedad y libertad.
Al violar el derecho a la vida de Cristo, la decisión de Pilato fue antidemocrática, dictatorial, demagógica y populista. El voto mayoritario sirve para elegir y legitimar la llegada al poder de un gobernante; pero el respeto a los derechos naturales del ser humano, es lo que decidirá su categoría de democrático.