Washington, (EFE).- El gobierno de Estados Unidos, que colorea con cinco tonos su nivel de alarma terrorista, clasificará desde el año próximo a los pasajeros de aerolíneas con tres colores, según sus supuestos grados de peligrosidad.
El nuevo sistema de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA por su siglas en inglés) se aplicará probablemente desde el verano de 2004 (hemisferio norte), en los más de 26.000 vuelos diarios en todo el país.
Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, perpetrados por cuatro grupos que tomaron el control de otros tantos vuelos comerciales, el país ha gastado más de 9.000 millones de dólares para mejorar la seguridad del transporte aéreo.
El sistema CAPPS II (por las siglas en inglés, que corresponden a un sistema de control previo de pasajeros con ayuda de computadora), complementará al CAPPS I, desarrollado por las aerolíneas estadounidenses en la década de 1990, después que un grupo terrorista destruyera en vuelo un avión de Pan Am sobre Lockerbie, en Escocia.
El CAPPS I identifica a algunos viajeros como sospechosos sobre la base de algunas presunciones acerca de los hábitos de los terroristas: por ejemplo alguien que compra un pasaje de ida, pero no de vuelta, y paga con dinero en efectivo, en lugar de una tarjeta de crédito.
CAPPS II cotejará la identificación de cada pasajero con los registros de actividades criminales y las listas de sospechosos compiladas por las agencias de espionaje e inteligencia, y asignará a cada viajero un color: verde, amarillo o rojo.
En parte esta asignación de color estará relacionada con la ciudad de la cual parte el viajero, su destino, los acompañantes en el viaje y la fecha de compra del pasaje.
Según ha explicado la TSA, la mayoría de los viajeros serán "verdes" y abordarán los aviones sin problemas, pero se calcula que aproximadamente el 8 por ciento de los pasajeros serán clasificados como "amarillos", y del 1 al 2 por ciento como "rojos". A los "amarillos" se les someterá a otras inspecciones antes de permitirles que aborden un avión, y esto puede incluir interrogatorios. Los "rojos" serán interrogados y podrían ser arrestados.
El programa ha levantado críticas a diestra y siniestra, al punto que se ha demorado su aplicación, y la aerolínea Delta cambió de idea y no participó en un ensayo que se había concertado para hace algunos meses.
Barry Steinhardt, director de la Unión de Libertades Civiles, dijo que "este sistema estará repleto de errores: a una persona podrían arrestarla por error o información falsa. Otra podría verse demorada en sus vuelos, o alguna podría perder su capacidad para viajar".
En el otro extremo del espectro político David Keene, presidente de la Unión Conservadora Americana, sostuvo que "este sistema no está diseñado solamente para capturar a potenciales terroristas: es una herramienta policial, y cuanto más grande sea la red, más personas serán capturadas".