Cannes, Francia.- Cuando Clint Eastwood entró en la rueda de prensa acompañado de Laura Linney, Tim Robbins y Kevin Bacon, los periodistas acreditados en Cannes lo recibieron con un fuerte aplauso. Su película Mystic River también había sido ovacionada unos minutos antes al término de la proyección para la prensa.
Sin embargo, se escuchó algún abucheo aislado en el teatro. En parte, seguramente, porque se esperaba una gran obra maestra que confirmase el indiscutible buen hacer de un autor clásico y, aunque no haya cumplido las expectativas de todos los asistentes al pase de prensa, el director estadounidense aspira a la Palma de Oro con una cinta de género policiaco en la que consigue extraer lo mejor de sus protagonistas.
Nunca antes se había visto tan formidables a Kevin Bacon o Laura Linney, mientras que Sean Penn (She’s so Lovely) y Tim Robbins (The Player), quienes ya han sido distinguidos en el certamen francés, regalan secuencias impresionantes: el primero como padre que pierde a su hija, el segundo como hombre derrotado que vive un infierno al no poder olvidar el fantasma del pasado.
También están a la altura de sus compañeros Laurence Fishburne y Marcia Gay Harden, que completan el reparto.
Mystic River, una película sobre la amistad y la familia en la que tres amigos de la infancia vuelven a encontrarse años después, “tiene el mejor reparto con el jamás he tenido el placer de trabajar”, afirmó Clint Eastwood, nacido en 1930, el mayor de todos los directores en la sección oficial.
Basada en la novela de Dennis Lehane, Mystic River se refiere a un río en Boston, ciudad donde transcurre esta historia, que arranca con un suceso que marcará la infancia y, en definitiva, la vida de los tres amigos, el abuso sexual al que fue sometido uno de ellos.
El director comentó que siempre le interesaron las víctimas de abusos sexuales a menores porque los considera uno de los peores delitos, y quiso explorar cómo afecta a la vida de los muchachos.
De este modo, Clint Eastwood aporta intensidad psicológica y dramática al cine de género, enfrentando a sus personajes a dilemas morales en situaciones extremas.
En opinión de Bacon, ésta es una de las mejores adaptaciones de una novela que jamás ha visto. Tanto él como Robbins se mostraron encantados por la oportunidad de haber rodado a las órdenes de Eastwood. Ellos, así como Fishburne y Penn, comenzaron a ensayar solos por iniciativa propia.
Linney, por su parte, explicó que hay ciertos directores con los que uno tiene la suerte de trabajar y cuando le llaman ni siquiera se lee el guión. Ese es el caso de Eastwood, quien ya la contrató para ser su hija en Absolute Power.
“Este reparto fue tan entusiasta que hizo mi trabajo realmente fácil”, dijo Eastwood, quien agregó bromeando que no tuvo otra opción que apartarse “para no arruinar el trabajo”.
Distinguido por Hollywood con un Oscar en 1992 (Sin Perdón), Eastwood, más conocido por sus interpretaciones de tipos duros, ya ha presentado en cuatro ocasiones un largometraje en Cannes, festival que conoce a fondo después de haber sido presidente del jurado en 1994.
Mystic River es de las tres películas estadounidenses presentadas en la competición oficial la que más posibilidades de premio tiene. Si Elefante, de Gus Van Sant, pasó sin pena ni gloria, The Brown Bunny, de Vincent Gallo, decepcionó.
El realizador californiano acaparó hoy toda la atención del festival, dejando poco espacio para el ruso Alexander Sokurov, quien presentó a competición Padre e Hijo, una obra de gran lirismo sobre la relación entre un padre y un hijo que ninguno de los periodistas consultados ha comprendido.
De Sokurov, uno de los invitados fijos al certamen, vuelve a encantar con su estética tan particular como exquisita y, sin duda alguna, ofrece algunos de los planos más poéticos vistos en el certamen.
El autor de Moloch y Taurus, que el año pasado impactó con El Arca Rusa, la única película rodada en un plano secuencia de 90 minutos, ya investigó la relación de los hijos con sus progenitores en Madre e Hijo (1997).