16 octubre 2003
BOGOTA, (AP).- Dos muertos y cuatro heridos dejó el estallido el jueves en la mañana de un carro bomba activado por presuntos guerrilleros en una vía del municipio de Fortul, en el noreste del país, informaron las autoridades.
El estallido ocurrió cuando el camión ingresaba a un puesto de control militar, sin detenerse, dijo el comandante de la policía del departamento de Arauca, coronel Luis Alcides Morales, a radio Caracol.
Los muertos son el conductor del vehículo y su acompañante, indicó un comunicado de la Agencia de Noticias del Ejército. Por eso la policía investiga si los ocupantes del camión tenían o no conocimiento de los explosivos que estaban ocultos bajo una carga de plátanos.
"Lo que sucede allí es una activación a control remoto por terroristas, en esta zona que tiene bastante influencia de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Pues a ellos podemos adjudicar este hecho terrorista, que nuevamente señala a los pobladores del municipio de Fortul como sus víctimas potenciales", indicó Morales.
Los heridos son cuatro transeúntes que estaban cerca del puesto de control militar donde ocurrió la explosión.
El municipio de Fortul, a 350 kilómetros al noreste de Bogotá, fue blanco en enero de un carro bomba similar. Cinco personas murieron, incluso el chófer del vehículo.
El martes, la violencia también se hizo sentir en el departamento de Arauca, con el estallido de un carro bomba colocado por presuntos guerrilleros de las FARC en el municipio de Saravena, que dejó cinco personas heridas.
La región de Arauca es una de las más violentas de Colombia, ahí las guerrillas cometen asesinatos selectivos, atentados explosivos en zonas urbanas, ataques contra la fuerza pública y destruyen la infraestructura energética.
Desde mediados de agosto, el ejército adelanta la operación Luna Roja para frenar la presencia rebelde y paramilitar en Arauca. En el marco de ese operativo se han destruido de forma controlada hasta la fecha 23 carros bomba.
Colombia vive un conflicto armado de casi cuatro décadas, que deja unos 3.500 muertos cada año.