AÑO OLÍMPICO
El inminente arribo de 2004 traerá consigo la importante serie de competencias denominado Juegos Olímpicos, y será precisamente en la cuna de este movimiento, Atenas, donde atletas de todo el mundo irán en pos de la supremacía deportiva.
En tierras helénicas todo es prisa, movimiento y presión por tener a punto las instalaciones, complejos deportivos, centros de acreditación y prensa y la planta hotelera, escasa por cierto, para estar a la altura de tan importante ocasión, venciendo incluso a los escépticos que piensan que la naturaleza de sus habitantes impide el trabajo a fondo. O sea que la competencia para los hijos de Zorba el griego tiene rato que comenzó.
México, como es tradicional, asistirá con una delegación demasiado grande comparada con los escasos triunfos que promete. La relación costo-beneficio de la preparación de los competidores nacionales con los metales obtenidos es altísima y convierte cada medalla en un cofre de dinero.
Cuando vemos el pobre nivel de nuestro futbol en torneos con límite de edad, las penurias de los estrellas del tae kwon do para calificar, el evidente bajón de Soraya Jiménez, y en general, un medio deportivo que tiende a la medianía, consideramos el panorama desolador.
Sólo aparece en el firmamento la figura de la campeona mundial en 400 metros, Ana Gabriela Guevara, como la única esperanza firme para la obtención del oro olímpico, lo demás será asistir para la foto y buscar la "chica" en las pruebas a competir.
No pretendo minimizar el esfuerzo de nuestros atletas que se preparan a conciencia para la importante justa ni los buenos oficios de las autoridades deportivas del país; simplemente señalar que nuestro nivel de preparación, apoyo y competencia sigue lejos de los parámetros que rigen el deporte en los países llamados "grandes".
Una crítica que se le formula a Nelson Vargas es que su administración se ha enfocado básicamente al Alto Rendimiento, olvidando otras manifestaciones del deporte; a mí no me parece esto negativo pero el medallero será el fiel reflejo de los logros obtenidos por el titular de Conade y su equipo de trabajo.
Fuera de las pistas también habrá una encarnizada competencia. Me refiero a la que se dará en el medio masivo de comunicación por excelencia, la televisión, entre las dos cadenas más importantes de nuestro país, Televisión Azteca y Televisa.
Al margen del temido "rating", la percepción popular es de que a partir de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, la televisora del Ajusco ha comandado las transmisiones olímpicas. Una ágil mezcla de especialistas deportivos con humorismo basado en personajes creados para la ocasión los llevó al liderazgo en el verano de cada cuatro años.
Sin embargo, el pasado mundial celebrado en Japón-Corea pareció revertir la tendencia; fue ahora Televisa quien generó la mejor opción de información y entretenimiento basándose en el peso específico de los comentaristas y en reportajes y situaciones de humor que atraparon al televidente.
2004 es una excelente oportunidad para, con un concepto joven y audaz, consolidar esa victoria.
Habrá que ver qué opinan en las oficinas del Ajusco.
2004 será también un importante año para el evento futbolístico por excelencia en el viejo mundo: la Copa Europea de Naciones.
Portugal será el anfitrión de este festín del balompié, a quien algunos expertos califican como el verdadero mundial pues indudablemente posee un nivel bastante mayor que el campeonato organizado por la FIFA.
Aparentemente han calificado todos los equipos representativos de las grandes potencias y habrá que esperar que la capacidad de los superestrellas no se vea disminuida por el tremendo trajín y la carga de trabajo con la que llegan a esta clase de eventos.
El futbol mexicano vivirá en su primera parte un torneo sumamente interesante, pues independientemente de saber si los refuerzos anunciados harán que Morelia, América, Cruz Azul y Guadalajara puedan tener un excelente nivel, también habrá descenso, y nomás de arranque hay una decena de equipos involucrados, por lo que habrá que estar muy al pendiente del desarrollo de todo el torneo.
Por lo pronto, y en lo que llega el esperado 2004, me permito desearle a usted, amable lector, un feliz Año Nuevo que colme absolutamente todas sus expectativas.