EL SIGLO DE TORREÓN
CALLES Y AVENIDAS SE VUELVEN INTRANSITABLES
Las banquetas son insuficientes ante la enorme cantidad de transeúntes
TORREÓN, COAH.- Es víspera de Navidad, las calles y avenidas del centro comercial de la ciudad se vuelven intransitables, mientras los automovilistas buscan el mejor lugar donde estacionarse, la música y uno que otro “Santa” desalineado buscan llamar la atención del potencial cliente que con lista en mano busca apresurado las ofertas de última hora.
Las banquetas son insuficientes para brindar un espacio a tanto comprador que va y viene de un lugar hacia otro; los empujones y tropiezos están casi garantizados si se visita la zona comercial en estos días.
Los centros comerciales legalmente establecidos enfrentan una lucha desigual con el “puestero” que ofrece desde discos, juguetes y aparatos electrónicos “piratas” a un bajo costo con la complacencia de las autoridades municipales, que se conforman en estos días con aumentar el cobro al derecho de piso.
Para contrarrestar la práctica desleal, los propietarios de algunos comercios optan por sacar los exhibidores a las banquetas, obligando a sus empleados a vocear las ofertas para llamar la atención, provocando que los transeúntes opten por caminar en la cinta asfáltica y exponerse al veloz paso de vehículos.
El ruido generado por el bullicio de la gente en el centro de la ciudad, es por momentos opacado por el arrancón de algún motor o claxon -con recordatorio materno- que algún automovilista desesperado o chofer de ruta urbana ofrece a cuanta persona o vehículo se atreve a cruzar por su camino, sin que por esto sean amonestados por el “estricto” personal de vialidad, que por estos días se dedica a la caza de conductores con aliento alcohólico, visitantes de otros Estados del país y de la Unión Americana, quienes son sorprendidos y extorsionados con toda impunidad.
En la esquina de calle Valdés Carrillo con avenida Hidalgo –a las afueras de una conocida institución bancaria- una de las más transitadas del sector comercial, dos policías de la agrupación de ciclistas observan con detenimiento el ir y venir de la gente en busca de algún posible maleante que aprovechando la gran concentración de personas, intente sustraer la cartera o monedero de un despistado comprador.
La época constituye una buena posibilidad de conseguir empleo, aunque sea temporal, para algunas personas que durante el año se vieron perjudicadas por el cierre de algunas empresas, pero también es un chance para que algunos comerciantes sin escrúpulos cometan infinidad de abusos con sus empleados a los que hacen trabajar jornadas extraordinarias sin la respectiva retribución salarial, así como con sus clientes a los que ofrecen productos de dudosa calidad a precios exorbitantes.
A la proliferación de vendedores de productos “piratas”, se suman los indigentes y uno que otro vival que cargando en brazos a un menor adormilado y sin más ropa que un pantalón desgastado y camisa sucia, pretende hacer creer a la gente que necesita dinero para comprar algún medicamento.
Uno de los sectores más visitados en estos días por los laguneros es la Alianza, una de las zonas más populosas de la ciudad, donde la gente se arremolina entre los puesteros que ofrecen los tradicionales cacahuates, naranjas y dulces que en esta temporada se venden al por mayor para los bolos.
“A 14 pesos el kilo de cacahuate de a 800 gramos”, grita sarcásticamente uno de los marchantes mientras una señora realiza la habitual probadita que servirá para saber si vale o no la pena hacer la compra.
“¿A cuánto el kilo de carne de puerco?” pregunta otra mujer acompañada por dos de sus hijos, a la vez que recorre puesto por puesto en busca de lo que será su cena de Navidad.
A unos metros de distancia, dos jóvenes de aspecto “cholo” le dicen a otro que se acaban de encontrar “vamos con el ‘Güero Army’, ahí vas a encontrar los ‘tramos’ (ropa) más bara”.
Las horas pasan y el ir y venir de la gente continúa por el centro de la ciudad.
Unos, los que tuvieron la fortuna de contar con un trabajo estable durante todo el año y lograron recibir su aguinaldo, van de regreso a sus casas cargados con regalos e ilusiones; otros que no tuvieron la misma fortuna, esperan sin duda que el próximo año la suerte los favorezca y puedan sumarse al consumismo navideño.
Sin embargo, no es lo que esperaban
Las ganancias no fueron las que esperaban para esta Navidad. Los comerciantes ambulantes con permiso para vender en el primer cuadro de la ciudad aseguran que la falta de empleo y de dinero son los factores principales.
Alberto González tiene un puesto en la confluencia de la avenida Hidalgo y calle Rodríguez. Dice que las ventas en esta temporada cada vez son peores, pues ni siquiera logró recuperar lo que invirtió en la compra de mercancía navideña.
“Nos fue mal, yo gasté tres mil pesos para estas fechas y apenas he vendido como mil 500 pesos. Creo que es por la falta de trabajo que la gente no compra, no todas las personas pueden regalar algo en esta Navidad”.
Según Alberto González son pocas las posibilidades que hay para vender la mercancía sobrante el Día de Reyes. Y es que según los comerciantes, sólo algunas personas acostumbran regalar juguetes en esa fecha.
Además deberán enfrentarse a la tradicional "cuesta de enero" porque los ahorros y el aguinaldo se gastan completamente en diciembre y en consecuencia el primer mes del año las ventas descienden hasta en un 70 por ciento.
“Es más difícil que la gente quiera regalar algo esa fecha, la verdad no nos ha ido nada bien, ojalá y aunque sea hubiéramos recuperado lo que invertimos.
Jesús Ibarra también tiene un puesto en la avenida Hidalgo. Para esta época compró diferentes tipos de juguetes y artículos para dama y caballero, sin embargo la mayor parte de la mercancía se quedará guardada en las cajas.
“La crisis está dura, la gente ya no compra como antes porque no tiene dinero, se conforman con tener para cenar algo este 24 de diciembre. Mucha gente cree que sacamos millonadas en estas fechas pero no es cierto”.
Alberto Ramírez decidió no vender productos navideños. “Las ventas todo el año han sido muy malas y por eso no me quise arriesgar, hay mucho desempleo y poco dinero, además la competencia está muy dura porque donde quiera venden cosas para estas fechas”.
Las expectativas de los ambulantes para el 2004 no son alentadoras: “quién sabe cómo nos vaya el próximo año, lo veo difícil pero de todas maneras hay que seguir trabajando a pesar de la crisis, ojalá y las cosas cambien”.
A pesar de que los juguetes son de bajo costo, Antonia Martínez asegura que es difícil venderlos. “La gente nada más pasa y ve pero muy pocos compran. No sé cómo hayan estado antes las ganancias en esta temporada porque soy empleada, pero casi no hemos vendido”.