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Con la libertad no se juega

Patricio de la Fuente González-Karg

“El secreto periodístico es un asunto no negociable”

El Gobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez planea (si no es que ya lo hizo) enviar al Congreso del Estado una iniciativa para que los medios de comunicación estatales se vean obligados a divulgar sus fuentes informativas “en casos especiales”. Será el órgano legislativo quien tenga la última palabra respecto a una acción cuestionable que levantará ámpula entre todos los sectores sociales. Sobre lo anterior deseo a título personal y valiéndome de este pequeño foro de expresión que tan generosamente me ha abierto El Siglo de Torreón, expresar lo siguiente:

Martínez y Martínez es miembro de un partido político (PRI) al cual le debemos muchas cosas positivas, grandes avances, pero también muchos males. A lo largo de setenta años en el poder el tricolor abusó, robó despiadadamente, sirvió a intereses oscuros, creo alianzas daniñas en detrimento del pueblo y sobre todo se encargó de castrar el pensamiento disidente que pretendía abrir nuevos espacios de discusión, debate y análisis.

EL PRI de Martínez acalló conciencias, aplastó a la oposición, robó urnas, repartió despensas en aras de votos, aprovechó la gran ignorancia que invade al pueblo prometiéndole paraísos y quiméricos postulados de “justicia social”. EL PRI de Martínez prostituyó a la prensa mediante embutes y dádivas, corrompiendo a gran parte de ella. Sin embargo existen y existirán hombres y mujeres que conciben al periodismo como la legítima defensa de los intereses de la colectividad, como el conducto para señalar la utopía, la injusticia y promover una larga lista de valores sin los cuales una sociedad entraría en estado de caos.

Sí, el PRI maquiavélico que a sangre fría mató, amedrentó e intentó comprar plumas. Buendía, Scherer, De Juambelz y otros tantos luchadores jamás permitieron ensuciar el valor intrínseco que conlleva el ejercicio de una profesión que bien encaminada busca darles voz a miles de personas a las cuales mil puertas se les cierran día con día. El periodismo es noble tarea en pos de un marco equitativo donde sin distinción de credo, raza o posición social el individuo pueda existir y desarrollarse dentro de un entorno sano.

Informar e investigar requiere templanza y valentía. Es la eterna lucha Quijotesca contra los molinos de viento, contra intereses personales. Es denunciar todos aquellos vicios que imposibilitan el paso del país hacia una realidad donde las garantías individuales estén más allá de intereses políticos que usualmente buscan beneficiar a un puñado de “grillos” a los cuales les encanta despacharse con la cuchara más grande.

El periodista vive de indagar, investigar. Sus fuentes a veces se convierten en la única posibilidad para sacar a la luz aquello lesivo, eso que precisamente nos mantiene en atraso, en precarias condiciones. Sin posibilidad de recurrir a informantes, nuestra labor como cronistas de la vida cotidiana se vería cooptada de manera importante y estaríamos imposibilitados para adentrarnos a los sótanos políticos donde usualmente se atesora con celosía toda la putrefacción, el lodo y las serpientes que deben salir a la luz en un país que se presta de ser democrático.

Miles de compañeros se quedaron en el camino. A muchos les debemos el despertar de una conciencia colectiva que no está dispuesta a los atropellos del pasado. La sociedad del nuevo México no permite “iniciativas de ley” –como la de Martínez- que si bien pueden estar disfrazadas bajo rimbombantes términos legales, finalmente van en detrimento de una prensa libre dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias si con ello consigue “parar en seco” barrocas ideas que bien parecieran pugnar por tiempos donde el poder unipersonal dictaba los lineamientos a seguir en cuanto a la difusión informativa se refiere.

Ignoro las pretensiones de Martínez. No dudo que bajo la manga tenga guardada la lista de las “mil y una razones” para justificar una atrocidad de esa magnitud –de que sueña con la Presidencia de la República y por ello quiere mantener bien atado al cuerpo mediático no me cabe duda-. En fechas recientes he estado en comunicación con varios colegas, además de haber consultado el particular con juristas destacados en el ámbito nacional. Quizá uno de los abogados con mayor calidad moral en México fue claro en su planteamiento al aseverar que “EL GOBERNADOR PRETEXTA ASUNTOS DE ÍNDOLE CRIMINAL, SIN EMBARGO Y HABLANDO EN PLATA, A USTEDES LES QUIEREN PONER UN CUATRO: ESTO SE LLAMA LEY MORDAZA AQUÍ Y EN CHINA”.

Confío en el buen juicio de los señores legisladores del Congreso del Estado para que desechen una idea de proporciones patéticas. Al entrar a investigar el asunto creí que el Gober Enrique a lo mejor andaba influenciado por Canales Clariond, Abascal u otro “prócer” nacional con tendencia a formular declaraciones e iniciativas que ni Clavillazo se atrevería a aventarse.

Me equivoqué: Enrique Martínez pertenece a una categoría especial.

Posdata: los verdaderos profesionales de la comunicación preferirían mil veces ir a la cárcel que divulgar sus fuentes informativas.

Nos leemos el sábado. Ni sueñen que este asunto va a morir fácilmente.

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