Torreón, Coah.- Una velada al estilo español es la que se vivirá esta noche con la Camerata de Coahuila, cuando la guitarra de Rafael Jiménez interprete el Concierto del Sur de Manuel M. Ponce.
En entrevista, durante el ensayo realizado la mañana de ayer, el músico se confesó un admirador de toda la obra del compositor mexicano, y especialmente de esta pieza basada en el folclor de España.
“El primer movimiento (Allegretto) es muy rítmico, con mucho ‘salero’, como dicen los españoles; el segundo movimiento (Andante) tiene por ahí una reminiscencia del folclor mexicano; y el tercer tiempo (Allegro Moderato e Festivo) es un baile, es una danza bailable y muy pegajosa”.
Manuel María Ponce, según señala Jiménez, compuso la mayoría de sus piezas para guitarra en honor al español Andrés Segovia, y el Concierto del Sur no es la excepción. Además, el autor “escogió una dotación que toma color con las maderas y la guitarra, luego con la cuerda y la guitarra”. Lo que deriva en “una cadencia preciosa y al mismo tiempo bastante equilibrada”, afirma.
Es difícil lograr un balance de sonoridad y ritmo, en la opinión de Rafael Jiménez, y más aún si el director no tiene cuidado al hacer la orquestación, porque la guitarra puede perderse en la eufonía del resto de los instrumentos: “No se trata nada más de acompañar, ellos (los músicos) tienen parte muy importante prácticamente todo el tiempo”. Pero con los músicos de la Camerata de Coahuila esta sincronía musical sí se logra. “Tocar con el maestro Shade es realmente fácil, porque hay una comunicación musical que se da casi automáticamente, y además los músicos son muy buenos”.
Para el concierto de esta noche, que será a las 20:30 horas en el Teatro Isauro Martínez, Jiménez usará una de sus guitarras preferidas: “Es una guitarra hecha en España por un constructor argentino de apellido García, me costó trabajo decidir cuál de las dos traer, por eso digo que soy muy afortunado”. La otra guitarra de la que habla es una construida en Japón, por Masaru Kohno, la cual tiene cuerdas mexicanas.
“Me da mucho orgullo decir que uso cuerdas mexicanas, tengo colegas guitarristas que andan siempre buscando las de Francia o las de Estados Unidos, yo ya probé todas esas y encuentro que las mexicanas me dan exactamente el mismo resultado y no soy malinchista, entonces uso las que se hacen aquí”. Todavía no encuentra la guitarra hecha en México que le responda tan bien como las que usa actualmente, pero tiene la promesa de que en cuanto los constructores de Paracho, Michoacán elaboren aquella en la que logre el sonido y el ritmo ideales, la usará para sus conciertos.
La música tiene una lógica universal, y para Rafael Jiménez la obligación de cualquier músico es ser tan claro en el lenguaje, que el público pueda disfrutar la pieza desde la primera audición.
“En aras de intentar ser personal, caes en aberraciones. Ahí está la música escrita, nada más es cuestión de abrir el sentimiento para recibir lo que el compositor quiso decir. Realmente tocar música es muy fácil si uno se vuelve humilde ante ella; al final hay una sola interpretación ideal, y no me refiero a la perfección de notas, sino a que la gente salga suspirando, bailando, o llorando. Ese es el objetivo”.