AP
LA HABANA, Cuba.- Por segundo día consecutivo se realizaron juicios contra un nutrido grupo disidentes cubanos acusados de traición a la patria y vínculos con Estados Unidos.
Al igual que el jueves, tampoco se permitió el viernes el acceso de periodistas ni diplomáticos a los procesos. Un cordón policial rodeó por lo menos tres tribunales dedicados a estos casos.
Abogados y familiares tuvieron la posibilidad de ingresar a las salas para los juicios “sumarios”.
Entre los acusados de las audiencias del viernes estuvo el periodista independiente Raúl Rivero. La fiscalía pidió 20 años de cárcel para él y cadena perpetua para Ricardo González, con quien comparte causa.
“Fue un juicio amañado, un circo”, dijo a la AP Blanca Reyes esposa de Rivero.
La sesión comenzó a sobre las nueve de la mañana (13:00 GTM) y terminó a las 16:00 (20:00GTM), informó la mujer quien indicó que el martes se le dará una sentencia definitiva.
“Ellos mantuvieron todo el tiempo una actitud firme, serena y calmada”, explicó por su parte Alida Viso, esposa de González.
El expediente judicial de Rivero y González, al cual la AP tuvo acceso, señala que sus delitos fueron “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”.
Según este informe de la fiscalía, los detenidos recibían dinero de funcionarios estadounidenses y orientaciones con el fin de transmitir informaciones que calumniasen a la revolución.
Unos 80 disidentes fueron detenidos en las últimas semanas, según grupos de activistas, y las penas demandadas son en general severas: por lo menos doce cadenas perpetuas por un total de mil años en conjunto, según estimó el opositor Elizardo Sánchez.
Entre los detenidos en la ola de arrestos se encuentran Héctor Palacios, Martha Beatriz Roque, Osvaldo Alfonso Valdés, Regis Iglesias y Efrén Fernández.
Durante la jornada del jueves hubo algunas sorpresas: Alfonso Valdés, por ejemplo, se arrepintió de “sus actividades”.
“Dio a entender que sí estaba siendo manipulado” por la Oficina de Intereses de Washington en esta capital, dijo Miriam Leiva, que se encontraba presente en la audiencia.
En otro tribunal, donde se ventilaba el caso de la Roque, los fiscales ofrecieron como testigo a la secretaria de la disidente, Aleida Godínez, quien resultó ser una oficial de la seguridad del estado infiltrada en el grupo opositor.
“Fue la testigo que más daño le hizo a mi tía”, comentó el sobrino de la acusada, Joel Alfonso Roque, que tuvo acceso a la corte.
Igual sucedió ayer en el juicio a Rivero: los fiscales presentaron en su contra el testimonio de el afamado periodista independiente Manuel David Orrios y del veterano comunicado Néstor Baguer, quienes resultaron ser los agentes encubiertos “Miguel” y “Octavio”.
En general familiares y activistas se quejaron de que los detenidos no habían tenido tiempo de preparar su defensa y en algunos casos habían visto a sus defensores a último minuto.