Asegura Miguel Ángel Varela estar arrepentido de lo que hizo.
TORREÓN, COAH.- Arrepentido pero consciente de lo que había ocurrido... tanto que sabía que su permanencia en la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), era voluntaria: “no quiero hablar de eso”, fueron de las pocas y breves respuestas que ofreció el joven Miguel Ángel Varela Muñoz.
Fue presentado ayer ante la autoridad ministerial, donde aceptó el doble crimen cometido el pasado sábado al filo de las dos de la tarde cuando encontró a quienes minutos después se convertirían en sus víctimas: su ex novia Guadalupe Treviño Hernández, a bordo de un automóvil, en compañía de David Cervantes Martínez, lamentables hechos ocurridos en la colonia Casa Blanca.
Ayer, poco después de las 13:00 horas, el joven homicida permanecía sentado tras un escritorio, leyendo algunos documentos, en una reducida oficina de la Procuraduría, acompañado de tres elementos de esta dependencia, dos de los cuales decidieron salir al llegar los representantes de los medios debido al poco espacio que ofrece ese lugar. Estaba en calidad de presentado, pues la autoridad ministerial tramitaba el arraigo en el Juzgado Segundo del ramo penal y hasta las tres de la tarde éste no había sido otorgado.
De mirada profunda y perdida, el joven que reconoció no tener vicios y distinguirse en el sector donde vive por ser un futbolista notable, solamente se concretó a responder, “sí, sí estoy arrepentido, pero ya fue mucho y no quiero hablar de eso”, insistió.
En la oficina del subdelegado de la PGJE, los funcionarios reconocían la disposición de los familiares del joven, principalmente la madre, quien concedió todas las facilidades para encontrar a su hijo, quien se había refugiado en un domicilio del ejido Zaragoza. Los representantes de la Procuraduría esperaban la orden de arraigo, pues sabían en ese momento la situación legal del muchacho.
Al tener contacto telefónico con Pedro Limón, juez segundo penal, —14:30 horas—, éste informó que hasta ese momento no le habían solicitado ninguna orden de arraigo, aunque sí le habían anunciado que se la pedirían.
Después de recibir la petición formal, tenemos que radicar el número de solicitud y checar a ver si procede, para lo cual se debe acreditar el cuerpo del delito que para este caso es la pre existencia de una vida humana, la supresión de esa vida con causas externas y que esas causas sean atribuibles a otra persona.
Después, se cuestiona qué pruebas van a recabar en la indagatoria y luego se fija el tiempo para tal acción a prudente arbitrio, lo que tarda entre dos y tres horas, explicó el juzgador.
Mientras tanto, en la reducida oficina de la PGJE, Miguel Ángel seguía esperando, aunque esta historia de amor ya había terminado lamentablemente con un final trágico... ¿la querías mucho?, “bastante, como no te imaginas”, fue la tercera y breve respuesta del joven.