Washington, (EFE).- El "nudo en el estómago" que apretuja al joven rechazado por la muchacha a la que invita a bailar, o que acongoja a una mujer criticada por su figura, es real y tiene un mecanismo neural según un artículo que publicó la revista Science.
El estudio en equipo lo dirigió Naomi Eisenberger, del Departamento de Psicología en la Universidad de California, en Los Angeles, y mediante el análisis con imágenes de resonancia magnética funcional comprobó el efecto físico de instancias de exclusión social.
"Es una característica básica de la experiencia humana el sentirse confortado en la presencia de personas amigas o queridas, y de sentirse mal cuando a uno lo dejan afuera", dijo Eisenberger.
En muchos lenguajes esa sensación de bochorno, humillación, exclusión o desprecio se describe en términos muy físicos: un nudo en el estómago, un vacío en el pecho, un puntapié o una bofetada.
El estudio dirigido por Eisenberger probó que los reveses del ego duelen casi tanto como las lesiones físicas.
"La noción de que el dolor asociado con la exclusión social es similar al dolor causado por una lesión física parece ser más metafórica que real", agregó.
No obstante, "la evidencia sugiere que algunos de los mismos mecanismos neurales en la experiencia del dolor físico están involucrados en el dolor de la separación o el rechazo social".
El artículo sugirió que debido al valor de adaptación que tienen para los mamíferos los vínculos sociales que "mantiene a los cachorros y jóvenes cerca de sus mayores que los atienden, el sistema de apego social puede haberse conectado con el del dolor físico para promover la supervivencia".
En diferentes experimentos los investigadores sometieron a los sujetos a instancias en las que éstos percibieron un rechazo social, o la incapacidad de unirse en una actividad social con otros participantes en un juego.
Los exámenes de imagen de resonancia magnética funcional mostraron una actividad peculiar en la corteza cingulada anterior del cerebro, una región que anteriormente se ha vinculado con la experiencia del dolor.
Además la corteza ventral prefrontal derecha, una región del cerebro que se sabe que maneja o regula la aflicción, también apareció relacionada con un aumento de la congoja después de un rechazo social.