Cuando los niños están aprendiendo a patinar, abundan en la casa las rodillas y los codos raspados, pues no todos son capaces de mantenerse firmes sobre sus pies durante las primeras semanas de aprendizaje. Por lo tanto, no habrá más remedio que buscar la manera de disminuir las consecuencias hasta donde sea posible. He aquí una idea para que el daño de esas caídas se reduzca un poco: busque entre los mismos calcetines de los niños que haya descartado ya porque están gastados del pie o rotos de alguna parte de la pantorrilla, los más largos, de preferencia los que llegan hasta la rodilla. Córteles esta parte, que siempre es elástica y que si todavía tiene bastante firmeza les proporcionará magnífica protección, y haga que cuando vaya a patinar la usen para proteger codos y rodillas de dolorosos raspones y desprendimientos de piel.