POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Cuando sus padres se enteraron que era homosexual, Chuy sólo agachó la cabeza y no dijo nada. Insistieron con la pregunta y terminó por aceptarlo, ahora su familia lo respeta, incluso su madre lo acompañó en la marcha de la Comunidad Gay.
Consuelo Alvarado no le teme a las habladurías. Dice que su hijo es una persona buena y la ha ayudado en todo lo posible: “lo adoro, lo quiero mucho, tal vez sea el más querido de todos mis hijos”.
Ser madre de ocho hijos, no ha sido fácil para Consuelo: “de todos, nada más Chuy es gay, pero creo que es una injusticia lo que las autoridades están haciendo con ellos, si su familia los acepta como son por qué los demás no”.
Hace muchos años que Consuelo se enteró de las preferencias sexuales de su hijo, al final comprendió y ahora lo apoya tanto que aceptó acompañarlo en la marcha de la Comunidad Gay para exigir sus derechos.
“Sus hermanos lo respetan, estoy segura que entre los funcionarios del Ayuntamiento también hay gays y en un afán de ocultar su preferencia sexual, han optado por reprimirlos”.
La sociedad, agrega, nunca ha discriminado a Chuy, sólo las autoridades: “tampoco entiendo a los padres que rechazan a sus hijos por tener preferencias sexuales distintas, son nuestra sangre, hay gente muy cerrada y no debe ser, a los hijos siempre se les debe querer”.
Consuelo nunca imaginó que sería la madre de un homosexual, pero no se queja porque Chuy es el más cariñoso de todos sus hijos.
Chuy dice que su madre siempre ha estado con él en las buenas y en las malas: “tuve suerte de haber nacido en una familia que me apoya, que me respeta como persona y como ser humano”.
Para él, lo principal es que la gente se acepte tal como es: “ lo demás es lo de menos, la única petición que mi padre me ha hecho es que no sea mediocre y hasta ahora no lo he sido”.
Desde pequeño, dice, le gustaba lo femenino, siempre se ponía zapatos de mujer y le robaba las pinturas a su madre. En lugar de jugar con los niños, se entretenía con sus primas. El apoyo de su familia, le da fuerzas para seguir adelante.
“Los hombres que se niegan a aceptarse son dignos de compasión, hay que salir del closet como dicen por ahí, tener preferencias sexuales diferentes no nos convierte en criminales”.
Para Chuy enfermedades como el Sida son como una ruleta: “te puedes cuidar con diez, pero con el siguiente te toca, nunca sabes, por eso hay que ser responsable”.