Washington, DC (EFE).- Los puntos de vista divergentes sobre el problema de la migración entre México y Estados Unidos no han cambiado y esto quedó reflejado en los discursos pronunciados hoy en Washington por funcionarios de ambos países.
Por una parte, el subsecretario de Fronteras y Seguridad en el Transporte del Departamento de Seguridad Interior, Asa Hutchison, rehusó pronunciarse sobre la legalización de los indocumentados mexicanos.
Por la otra, en una presentación ante la Cámara de Comercio, el embajador de México, Juan José Bremer, sostuvo que legalizar a los trabajadores mexicanos indocumentados beneficiaría a la seguridad de Estados Unidos.
En Estados Unidos viven entre 8 y 10 millones de indocumentados, la mayoría latinos, de los cuales los mexicanos son el grupo más numeroso. Hutchison señaló que "si debe haber cambios ahí o no, es una decisión política que se debe adoptar en el gobierno y en el Congreso". "Hay varios proyectos de ley en el Congreso sobre estos temas y veremos cómo la administración (Bush) los encara", agregó.
Ambos funcionarios fueron los oradores centrales del panel titulado "Inmigración: acceso, seguridad y la economía estadounidense" en la cámara que agrupa a 3 millones de empresarios grandes, medianos y pequeños de Estados Unidos.
Por otra parte, Hutchison señaló que el nuevo programa del Departamento de Seguridad Nacional para gestionar las peticiones de visados de estudiantes extranjeros rechazó, en lo que va de año, 200 solicitudes de un total de 300 mil.
"No sabemos si estas personas tenían la intención de dañar a Estados Unidos o de migrar en forma ilegal", dijo Hutchison quien sostuvo que, en última instancia, las solicitudes fueron rechazadas porque "esta gente podría representar un riesgo para el país".
Hutchison indicó que el control de ingreso de estudiantes extranjeros ha sido una de las primeras medidas implementadas por el Departamento de Seguridad Nacional, debido a que varios de los terroristas que participaron en los ataques del 11 de septiembre de 2001 ingresaron al país con ese tipo de visado.
Fueron precisamente esos atentados los que relegaron las negociaciones para legalizar a los indocumentados mexicanos, cuando Washington se concentró "en la guerra contra el terrorismo".
Al defender la regularización de los indocumentados, Bremer sostuvo que los empleadores estadounidenses serían beneficiados, porque habría mayor seguridad en la oferta de fuerza de trabajo. Por otra parte, los trabajadores recibirían un mejor trato y se protegerían sus derechos humanos y laborales. Bremer afirmó que muchos de los trabajadores mexicanos que vienen a Estados Unidos constituyen una pérdida para el país. "No nos gusta perder a algunas de nuestras mejores personas. Nuestro fin último es que estos inmigrantes se queden en casa, por el beneficio de nuestra propia economía".
Tras señalar que un proceso migratorio ordenado beneficiará la economía de ambos países, Bremer auguró que Estados Unidos "seguirá necesitando de la contribución de los trabajadores mexicanos".
Señaló que en ello incidirán en el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica y el envejecimiento de la población de Estados Unidos.
Bremer también se mostró partidario de regularizar el ingreso de los trabajadores estacionales y pidió apoyo al proyecto ley denominado Acta de Trabajos Agrícolas, Oportunidad, Beneficios y Seguridad (AgJobs, en inglés) presentado por legisladores demócratas y republicanos para legalizar a medio millón de trabajadores agrícolas.