Reuters
BABILONIA, IRAQ.- El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, se reunió ayer con los comandantes polacos que controlan un sector del centro de Iraq, en el tercer día de un recorrido alentado por noticias de un pequeño refuerzo de las tropas británicas.
Rumsfeld visitó también una fosa común en Mahawil, al sur de Bagdad, con restos de 15,000 personas que según los residentes de la zona eran shiitas que murieron en la salvaje represión de un levantamiento contra el ex presidente Saddam Hussein después de la Guerra del Golfo Pérsico de 1991.
Tras haber visto con sus propios ojos el deterioro de la situación de seguridad en Iraq, Rumsfeld prometió que los ataques a las fuerzas de ocupación encabezadas por Estados Unidos no las expulsarán del país.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, reconoció ayer que la situación de inseguridad en Iraq es grave, pero reiteró que las fuerzas de la coalición continuarán su misión en ese país.
“Hay antiguos miembros del régimen de Saddam Hussein que son criminales y quieren matar a inocentes, hombres, mujeres y niños”, pero la coalición “no desistirá de su misión en Iraq ni por el sabotaje, ni por los francotiradores, ni por coches bomba”, enfatizó.
Con 67 soldados estadounidenses muertos desde se declaró el fin de las acciones combativas en Iraq el primero de mayo y el costo financiero de la ocupación también en aumento, Washington está presionando para una resolución de las Naciones Unidas que lleve a Iraq más tropas y dinero de otros países.
Esto ha chocado con la oposición de Rusia y Francia, ambos con poder de veto en el Consejo de Seguridad, así como Alemania, aunque los diplomáticos han sugerido que podría llegarse a un acuerdo.
El presidente George W. Bush, criticado cada día más por sus rivales políticos sobre el manejo de la posguerra en Iraq, explicará la situación hoy por la noche en un mensaje por televisión.
Gran Bretaña, el aliado más estrecho de Washington, enviará 120 soldados adicionales de Chipre a Iraq el fin de semana y está considerando un incremento de sus 11,000 soldados en Iraq.
Once soldados británicos han muerto por fuego hostil desde el primero de mayo y un zapador británico que trabajaba para una misión humanitaria de limpieza de minas fue muerto a tiros el jueves en su automóvil.