“La cárcel más incómoda y triste de todas es la pobreza”. Salvador de Madariaga
Vicente Fox, ese hombre que ganó la Presidencia de la República gracias a su habilidad para manejar los medios de comunicación, enfrenta en los medios informativos su principal dificultad como gobernante.
Para muestra basta una botón. El programa Oportunidades -quizá el esfuerzo más intenso en la historia de México para combatir la pobreza- beneficia ya a 4.2 millones de familias pobres. Me queda claro que el programa no se inició en este gobierno. Con el nombre de Progresa en el sexenio de Ernesto Zedillo y de Solidaridad en el de Carlos Salinas de Gortari, este programa ha encauzado desde hace más de una década subsidios públicos a las comunidades y familias más pobres del país para apoyarlas en nutrición, salud y educación.
Oportunidades es un programa de éxito. Una de las razones principales de que los indicadores del INEGI y la Cepal señalen avances en la lucha contra la pobreza en México —en un momento en que otras naciones de América Latina han tenido retrocesos y en que la economía nacional ha estado estancada— es precisamente el trabajo de Oportunidades. Éste ha demostrado que los apoyos públicos dirigidos directamente a la población más necesitada son un mejor instrumento para combatir la pobreza que los subsidios generalizados o exenciones fiscales que se han utilizado tradicionalmente en México.
Lo curioso del caso es que en un país en que la pobreza es el problema más importante los medios de comunicación le han prestado poca o ninguna atención a este exitoso esfuerzo que beneficia a 21 millones entre los más pobres. En contraste, el programa del gobierno del Distrito Federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que ayuda a 280,000 ancianos -pobres, ricos y de clase media- con apoyos monetarios directos ha recibido no sólo una enorme atención de los medios de comunicación sino también aplausos entusiastas de reporteros y líderes de opinión.
Parte de la razón es que, aunque los comentaristas de los medios afirman estar preocupados por los más pobres de nuestro país, en realidad su atención se concentra casi exclusivamente en las clases medias: quizá las de nivel bajo, pero clases medias al fin. Oportunidades, en cambio, se enfoca a los más pobres, a aquellos afectados por lo que el gobierno mexicano llama ahora “pobreza alimentaria”, que la Cepal denomina “indigencia” y que tradicionalmente en México se ha conocido como “pobreza extrema” o “miseria”. Hasta este momento, de hecho, el programa se ha aplicado exclusivamente a comunidades rurales, que es donde se concentra realmente la pobreza extrema del país. El programa del gobierno de la ciudad de México de apoyo a los ancianos, si bien loable, se otorga a personas de la tercera edad sin importar su nivel de ingreso. Además beneficia únicamente a quienes viven en las comunidades urbanas del Distrito Federal, la ciudad más próspera del país, pero también la que concentra a casi todos los medios nacionales. Esto hace que beneficie a personas cercanas a quienes trabajan en los medios de comunicación, los cuales viven en un mundo de clase media que no tiene casi ninguna relación con las comunidades que sufren realmente de pobreza extrema.
Quizá haya habido también una falta de promoción del programa federal o una difusión mal hecha. Solidaridad, el programa abuelo de Oportunidades, fue utilizado descaradamente para propósitos políticos y se le apoyó con una impresionante campaña de publicidad. Las encuestas de opinión levantadas alrededor de las elecciones de 1991 señalaban que Solidaridad no sólo era un programa muy conocido por la población en general -que no es el caso de Oportunidades-, sino que fue uno de los factores que ayudaron al gobierno de Salinas a inclinar la balanza electoral a favor del PRI después del desastre político de los comicios de 1988. Me queda claro que ni el gobierno del presidente Fox ni el PAN han sacado todo el provecho posible de Oportunidades. Quizá esto tenga su aspecto positivo, porque implica que el gobierno actual no se ha servido tan descaradamente de un programa institucional para construir una mayor fortaleza política. Pero cuando vemos el kilometraje político que López Obrador ha sacado a su programa de apoyo a las personas de mayor edad, cabe preguntarse si el presidente Fox no se ha equivocado en algún recoveco del camino.
Recorte
Parece haber mucho de populismo en la propuesta de reducción de gastos del Gobierno Federal presentada a Hacienda por Andrés Manuel López Obrador. Los recortes difícilmente sumarían los 20 mil millones de pesos que se pretenden. Pero Andrés Manuel tiene razón cuando señala que todavía hay mucha tela de dónde cortar en el gasto federal.
Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com