Hoy que culminas una etapa importante en tu preparación, quiero invitarte a un momento de reflexión personal, antes de seguir avanzando por tu propio camino interior.
Te encuentras rodeado de quienes te aman, ellos hacen suyo tu gozo y te alientan para seguir adelante. Hoy es día de fiesta por la etapa que culminas, pero es a la vez el umbral de nuevos tiempos.
En cada cruce de caminos el ser humano se plantea grandes interrogantes; cuestionamientos que parecieran no poder responderse en el corto plazo. No te das cuenta entonces de que tienes contigo buena parte de la respuesta, sólo que no te has puesto a mirar dentro.
¿Qué es la vida? Seguramente te preguntarás... Es sentir palpitar dentro de ti un corazón, pero es además albergar dentro de ese corazón el sentimiento que te hace una persona especial en el mundo. Es respirar para vivir, y es vivir para aspirar a ser mejores cada día.
La vida no es el puerto, sino el camino que te lleva a él. Es enriquecerse tramo a tramo con lo cotidiano, para terminar con las manos llenas de dulces frutos.
Vivir equivale a hacer de cada día algo especial, auténtico, diferente al resto de los días. Es imprimir tu propio sello a las acciones que emprendes.
Vivir es trazarte un proyecto de vida, y luego aplicarte en su cumplimiento con todas tus fuerzas, como tarea sagrada.
En muchos momentos habrás de nadar en contra de la corriente; al apartarte de lo que la mayoría hace te encontrarás la antipatía de unos y el vituperio de otros más. Pero créeme que en esta vida todo lo que vale requiere una buena dosis de fe en la propia persona, inteligencia para descartar las palabras vanas, y fortaleza para seguir adelante por propia convicción.
Acógete a la sombra del buen líder; él utilizará su fuerza para impulsarte. Por el contrario, el que no lo es tratará de hacerte tropezar. Aprende a diferenciarlos, y no permitas que el abatimiento te haga su presa.
Recuerda: No hay límite para tu voluntad; aquéllo que te propones con honda fe llegará a ser una realidad. Los “hubiera” son la tibia salida del que busca justificar sus desaciertos.
Hoy tienes frente a ti un amplio horizonte, y a tus pies un sinfin de posibilidades para andar. A partir de hoy eres responsable de elegir tu camino, y de mantenerte a la altura de tus decisiones.
Algún día volverás la vista atrás y te sorprenderás de cuánto has avanzado, y difícilmente podrás evocar cada momento del tiempo transcurrido.
Así que empéñate en vivir cabalmente cada hora y cada día de tu vida. Goza con hacerlo a tu manera, pero sin dañar a otros. Vive a plenitud y en forma auténtica, pero cuídate de la soberbia que todo empaña; en este mundo hay hombres, no dioses.
Aprende a llevar una vida de respeto. Guárdalo para otros porque es su derecho sagrado; demándalo para ti, porque ser bondadoso no implica que otros saquen ventaja de tu nobleza.
¡Hay tanto que aprender en esta vida! Hazte el propósito de leer al menos una página diaria de un buen libro. Que a la larga del tiempo habrás ahijado gran parte del saber de los tiempos.
Pero sobre todo, asómate cada día al libro de la vida, aunque sea por un momento. Aprende de ese tratado de sabiduría que se nos ofrece a todos, pero que sólo puede leerse con ojos de niño, ajeno a toda altivez.
Conserva la capacidad de asombro y aprende a gozar las pequeñas cosas que son la sal de la vida. A la vuelta del tiempo no son las grandes empresas las que definen la realización personal. Si te ciñes a ellas, al final habrás vivido muy poco. Es en realidad lo que pongas de ti mismo en cada pequeño acto, lo que al término de tu vida te hará sentir que tuviste una existencia privilegiada.
Avanza valiéndote de la razón, pero no te vuelvas esclavo de ella. Que sea el buen corazón el director de la orquesta de tus actos. De este modo la humanidad habrá ganado grandes cosas con tu paso por el mundo.
El egoísmo nos ancla; la generosidad nos da alas. Tú decides la altura de tu vuelo. Hoy te hallas sobre el alto risco; el mundo se despliega bajo tus pies, tan amplio como quieras verlo. El mañana es tuyo. ¡Lánzate a conquistarlo!