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MÉXICO, DF.- El secretario de Gobernación de México, Santiago Creel Miranda, señaló ayer que la legalización de indocumentados que viven en Estados Unidos aumentaría la seguridad
Durante una visita en la que pretende reactivar las negociaciones de un acuerdo migratorio, Creel señaló en una rueda de prensa que el objetivo de su gira es “generar un nuevo ambiente” en la relación entre los dos países que permita relanzar las negociaciones para la legalización de los cuatro millones de mexicanos que viven sin papeles en Estados Unidos.
Para ello, el funcionario mexicano se reunió con el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Tom Ridge, con miembros del Congreso e intervino también ante una sesión de la Conferencia de Obispos Católicos, que tradicionalmente ha mantenido una posición favorable a los indocumentados.
El secretario mexicano afirmó que la falta de papeles de sus compatriotas es algo “contradictorio” con “el concepto de seguridad”, ya que “no se sabe cuándo entraron, no se saben dónde están, no se sabe dónde trabajan”.
Aunque Creel dijo que los congresistas estuvieron dispuestos a discutir el tema con él, sus reuniones no produjeron fechas para posibles negociaciones y sólo se acordó que el secretario mexicano se reunirá con Ridge de nuevo en los próximos meses.
“Hablar de fechas genera una expectativa, no se da la fecha y se piensa que todo fue un fracaso”, afirmó. “Esta es una plática progresiva, que vamos de menos a más”.
México presentó a Washington una propuesta para un acuerdo migratorio el cinco de septiembre de 2001, que entonces era vista con buenos ojos por la Casa Blanca, pero quedó en suspenso tras los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Como respuesta a los atentados, Estados Unidos incrementó la presencia militar y la vigilancia en las fronteras, especialmente en los casi tres mil 500 kilómetros de línea con México, pero Creel insistió en que estas medidas no han puesto fin a la emigración ilegal.
“Por más que gastemos en intentar frenar esos flujos, lo único que se hace es que las rutas varíen a lugares cada vez más peligrosos y riesgosos para los derechos fundamentales de la persona”, además de incrementar el costo de los polleros -los traficantes de seres humanos-, según dijo Creel.
Actualmente, muere un emigrante mexicano de media cada día intentando cruzar la frontera, según la Secretaría de Gobernación, la mayoría de ellos en los desiertos y ríos peligrosos que separan a los dos países, pues Estados Unidos ha aumentado la vigilancia en centros urbanos y otros lugares de fácil acceso.
Creel sugirió que el dinero que se usa para el control migratorio por ambas naciones podría ser utilizado “de manera más humana y eficiente”, por ejemplo, para el combate contra el terrorismo y el tráfico de personas.