La mayoría de las veces el oficio de estibador no da para completar el gasto.
Javier Hernández nunca pierde la esperanza de mejorar su nivel de vida.
MATAMOROS, COAH.- Javier Castro Hernández dice que nunca se cansará de agitar el trapo. A temprana hora llega al paraje donde en compañía de otros estibadores, ruega a Dios que lo recoja un trailero para descargar y luego llevar la “gorda” a su familia.
Con 42 años de edad, Javier señala que solamente se conforma con sacar para “el cafecito y los frijolitos”. Pero muchas de las veces, ni para eso da el oficio, una labor que a decir del estibador, “ahora está más competida, pos es que muchas maquilas cerraron y pos esa gente vino a robarnos plaza”, dice al tiempo que continúa sacudiendo el lienzo blanco en señal de que necesita trabajo ante la presencia de camiones cargueros.
Poco después del ejido San Miguel, frente al Instituto Superior de Estudios de Seguridad Pública, todos los días a Javier se le ve por ahí bajo la sombra de un frondoso árbol, “apenas canta el gallo y ya estoy listo pa´l jale, pos como esto ya no da... hay que madrugar, pero se batalla mucho...”.
Este hombre regordete y de sonrisa pronta, dice que antes se colocaba en la gasolinera que está frente al panteón Jardines Eternos, “pero ya no se puede, pues de buenas a primeras llegaron ‘pelaos’ de todas partes, ahí son como 15 y no hay pa’ todos...”.
Javier -quien al parecer no puede hablar sin explicar con sus manos lo que expresa- estaba acompañado por tres cargadores más, porque se trabaja en pares, “la negociación con la que conduce la carga incluye a dos personas y cobramos 250 pesos, pero entre dos, nos viene tocando de 125 pesos... y a veces menos”.
Y es que explica que hay ocasiones en que la negociación no es respetada, “nos dicen que sí, pero luego de finalizar la descarga, los muy men... nos salen con que solamente traen 200 pesos o menos y después de la friega, ni modo de no tomarlos”.
Javier no tuvo hijos, depende de él su esposa Teresa Pérez Rangel, “pero tiene más de un mes enferma, dizque de tifoidea, que por comer alimentos callejeros” y suelta una sonora carcajada, “de ahí no le vino eso, ¿cómo puede ser?, si años tengo que no la saco a comer taquitos... antes ya quisiéramos pa´surtir nuestra despensa...”, luego de este comentario calla, baja su cabeza y su mirada se oculta bajo la visera de su vieja gorra azul.
Sin Seguro Social, sin dinero y sin oportunidades de trabajo, Javier dice que en veces reniega de la vida, “pero luego me doy ánimos... es que está difícil la situación, pues hay veces como la semana pasada que nadie descargamos y no hubo lana... tuve que pedir prestado y así se la lleva uno”, manifiesta.
Nunca trabajó en otra cosa, “mi papá me traía con él, esto es todo lo que aprendí... pero en Semana Santa fui a buscar trabajo y en todos los lugares, me salieron con que tengo 42 años, que ya estoy ‘ruco’...”, ríe al paso de un camión carguero que a toda velocidad se aleja sin importarle la señal que con su trapo blanco hace Javier y añade, “ya vio... aquí ni las moscas se paran...”.
Dura realidad
Sergio Aguilera Rodríguez, dirigente del Partido Acción Nacional, dice que el subempleo es una realidad nacional, “estamos viviendo un estado crítico, pues nuestra economía depende de la productividad del país vecino donde también los estragos de la guerra contra los países árabes se están viendo”.
Consideró que de todo lo que pasa en la Nación es atribuido al jefe del Ejecutivo, “qué ya se nos olvidó que el país estuvo en manos del Partido Revolucionario Institucional por más de 72 años, tan pronto olvidamos que Vicente Fox heredó todo lo que por tantos años dejó esa dictadura... sin duda a él le tocó bailar con la más fea”.
Dijo tener confianza que los 100 millones que el Gobierno Federal invertirá para combatir el desempleo, “ayude en algo... pero todos los mexicanos debemos unirnos y quien sí tiene, comparta con el que no”.