TORREÓN, COAH.- Para ser un buen billetero hay que tener doble suerte: primero para vender el premio mayor y luego para recibir una propina del cliente agradecido. Pero ahora los pronósticos no les favorecen del todo.
Raúl Castro Carrillo habla como gritando. No puede ocultar su molestia por la pretensión del Gobierno Federal de privatizar la Lotería Nacional para la Asistencia Pública. Después de 40 años de vender billetes siente temor de perder sus prestaciones.
Desde hace algunos meses los billeteros trabajan “con el látigo en la mano”. Son obligados a vender 40 series por semana, pues de lo contrario son dados de baja en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Por eso Raúl está enojado. Tenía 12 años cuando comenzó en esta actividad, en ese entonces los cachitos valían un peso. Desde 1960 se ha dedicado a lo mismo. Dice que en otros años las ganancias no eran tan malas y la prueba está en que logró mantener a sus siete hijos y esposa.
Cuatro de sus hijos son vendedores de lotería. A pesar de que Raúl considera esta actividad como honrada y ambiciosa, también habla de su lado malo: todos los días están expuestos a ser asaltados o timados.
—En cuatro ocasiones me han asaltado, además tenemos que cuidarnos de los timadores. Con pistola en mano me han quitado todo, pero ese dinero es ajeno, es de la Lotería y si lo perdemos lo tenemos que pagar.
Su negocio está ubicado frente al Palacio Federal y se llama la Casa del Billete. Para los billeteros es difícil denunciar los asaltos porque según Raúl al hacerlo se estarían dando publicidad de que tienen dinero.
Vender billetes, dice, parece una cosa fácil pero no es así. Y es que ahora la gente ya no tiene dinero para comprar.
No tienen horario para trabajar. En ocasiones deben andar en la calle o estar en sus puestos hasta 15 ó 18 horas al día. No pueden darse el lujo de permanecer en su casa cuando está lloviendo o si hace frío o calor.
Tampoco pueden enfermarse porque están obligados a vender determinado número de series por semana.
En más de una ocasión ha vendido billetes premiados. Las propinas han sido buenas y también ha tenido la suerte de ser el afortunado. Una vez ganó 20 mil pesos y en otra 50 mil.
Torreón, dice, es una de las ciudades donde más premios han caído en el país a pesar de que no ocupa los primero lugares de venta.
Raúl está preocupado por la intención del presidente Vicente Fox de privatizar la Lotería Nacional para la Asistencia Pública. Ya siete de sus compañeros perdieron derecho al Seguro Social y por eso pide el apoyo de la gente, sobre todo de los clientes.
—Nosotros no somos gente floja, estamos dispuestos a vender todos los billetes que sean siempre y cuando haya prosperidad para todos, estamos trabajando con el látigo en la espalda y con la amenaza de perderlo todo.