Los peores enemigos del calzado son el sol y la tierra, el primero los decolora y la segunda los reseca por eso diariamente hay que limpiarlos.
POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El caballero de la grasa y el cepillo, mueve rápidamente sus manos y extiende el trapo sobre las botas hasta lograr un rechinido. En ocasiones, el ruido provoca ansias o un ligero escalofrío a los clientes, pero en unos minutos Alfonso consigue que el calzado quede como recién sacado de la zapatería.
?Buenos días caballero?, dice Alfonso constantemente a cuanto hombre y posible cliente pasa por el lugar. Con su saludo afable se ha ganado la simpatía de muchas personas y más de una responde con cortesía.
Alfonso Barajas Morales lleva 29 años trabajando como bolero. Ubicado en la confluencia de la calle Acuña y avenida Morelos, hace un recuento de su vida y del oficio que por décadas le ha permitido sostener a su familia.
Según Alfonso bien podría desempeñarse como reportero de la sección policíaca de cualquier medio de comunicación. Por su trabajo en la calle ha sido testigo de choques, robos, asaltos y hasta en una ocasión tuvo que defender a una mujer de su agresor.
Recuerda exactamente el número de ocasiones en que los negocios cercanos a su puesto fueron asaltados: 30 veces han quebrado los vidrios en De Llano, cinco veces han robado en la Distribuidora Rodríguez y 23 en Botas el Vaquero.
A pesar de sus 55 años de edad, Alfonso dice que seguirá dedicándose a la boleada hasta que sus manos ya no puedan más. Sabe hacer otras cosas, pero después de tanto tiempo está acostumbrado a quitarle la tierra y lo partido a los zapatos hasta dejarlos como si estuvieran nuevos.
Por ningún motivo deja de trabajar. Los 365 días del año bolea zapatos, incluso la Navidad pasada limpió 42 pares. ?A veces no vengo por alguna semana porque voy a visitar a mis padres, pero es poco tiempo?.
Al día, dice, limpia de 14 a 20 pares de zapatos. Hay jornadas difíciles y entonces sólo lo visitan como cinco clientes. Alfonso se desespera un poco, tiene prisa y para acelerar la entrevista, muestra su credencial del Sindicato Gremial de Aseadores de Calzado. Tiene una sesión ordinaria que está por comenzar.
Para Alfonso pertenecer a un sindicato tiene sus beneficios, por eso sólo paga 120 pesos al mes por derecho de piso.?Es un logro sindical, nos ha servido de mucho porque por eso tengo años en este lugar. Una vez estuve de tesorero pero es mucho problema y lo dejé por la paz?.
La voz del bolero de pronto es enmudecida por el ruido de un camión de pasajeros. Se queja. Dice que el sonido a veces es tan fuerte que lo deja sordo por varios minutos. No lo deja platicar a gusto con los clientes: ?deberían de retirar toda esa chatarra que dizque es el transporte de la ciudad?.
Entre la grasa, la tinta y la anilina, seguirá la vida de Alfonso. Y después de tantos años de dedicarse a mantener en buenas condiciones el calzado de las personas, tiene algunas recomendaciones que dar: en tiempo de lluvia es bueno bolearlos con grasa porque así el agua se resbala y no logra partir los zapatos.
Los peores enemigos del calzado, dice, son el sol y la tierra. El primero los decolora y la segunda los reseca. Por eso hay que darles todos los días una buena limpiada a los zapatos, ponerles grasa natural y en lugar de cepillo utilizar un trapo. De vez en cuando es bueno lavarlos con jabón de calabaza.
EL OFICIO
La mayoría de los boleros trabajan en paseos públicos o en las banquetas del centro de la ciudad:
· En la actualidad existe el Sindicato Gremial de Aseadores de Calzado, se fundó el 27 de marzo de 1924.
· Alrededor de 60 boleros integran el Sindicato.
· Hace algunos años, el Sindicato estaba integrado aproximadamente por 110 boleros
· La disminución en el número de integrantes del Sindicato, se debe a que muchos han muerto y otros han decidido retirarse a consecuencia de su vejez.
· Tan sólo el año pasado, murieron cuatro boleros
FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón.