Los bajos sueldos de las maquilas los obligan a ser nómadas para vender artesanías mexicanas
POR CECILIA AGUILAR ACUÑA
EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Son peregrinos. Viajan desde Veracruz y en cada uno de los poblados que están a su paso, venden artesanías típicas: Desde cristos y rosarios elaborados con fino bambú hasta colchas de hilaza fabricadas en Puebla.
En un viejo camión de media tonelada traen su mercancía. Cuando llega la noche, la caja de esa misma unidad motora les sirve como habitación, solamente hace falta hacer “un campito para echar la siesta”.
Son cerca de siete veracruzanos los que luego de un largo viaje estacionaron el camión en la calle Cuauhtémoc. Aquí pararon para repartirse los productos y discutir el área más conveniente para venderlos.
Mariano Fert Hernández de 42 años, dice que todos vienen de Hayahualulco, Veracruz y que estarán fuera de sus hogares por 20 días, “durante este tiempo nos paramos por casi todos los poblados que están a nuestro paso, ahí nos bajamos y vendemos nuestra mercancía”.
Por su parte, Gregorio Melchor Méndez con 14 años de edad, informa que la paga es mala en su ciudad, “sacamos más andando de errantes, ya que es fuera dónde son más apreciadas las artesanías”.
Mariano lo secunda al afirmar que a través de este trabajo, “conozco casi toda la República Mexicana y he podido darme cuenta que los mexicanos somos ‘malinchistas’, no apreciamos lo nuestro”.
Como ejemplo, expone que en Hayahualulco los cristos, rosarios, cuadros y otros objetos fabricados con bambú, “no son populares y es la gente de otros Estados o los americanos, quienes compran las artesanías”.
También explica que en sus viajes ha comprobado que los mexicanos desconocen la cultura mexicana, “no sabemos quiénes fueron nuestros antepasados, de dónde procedemos; no cuidamos nuestras ciudades, nuestros parques... somos en realidad unos ignorantes y por eso estamos como estamos”.
Añade que en Veracruz hay muchas maquiladoras, “pero pagan sueldos de hambre, las familias no completan” y luego comenta que ellos no trabajan bajo un sueldo fijo, “el patrón nos da una lista donde vienen los precios netos, nosotros le aumentamos de diez a 20 pesos por producto y de eso viene nuestra ganancia”.
Solamente un día se quedan en cada lugar, de aquí partirían a Saltillo, pero hacen escala en los poblados a su paso, “nosotros no desperdiciamos ninguna oportunidad, pues hay lugares en donde la gente comprar mucho, realmente eso es relativo”.
Transcurridos los 20 días, regresarán a Veracruz, donde “descansarán” un mes. Luego emprenderán una nueva ruta, “quizá después andemos por el sur, allá por la zona Maya... donde hay mucho ‘gringo’ y europeo, ahí vendemos mucho, pues ¡ellos sí que aprecian nuestra cultura!”.
Crisis es general...
Los vendedores que vienen de otras entidades a comercializar sus productos forman parte del efecto migrante provocada por la política económica actual.
· Jornaleros agrícolas del sur del país, viajan a los Estados del norte del país para buscar mejores condiciones de vida.
· Muchos arriesgan su vida y cruzan la frontera.
· Trabajan bajo condiciones precarias donde exponen sus salud.
· No tienen Seguro Social
· La situación física y mecánica de las unidades en las que viajan deja mucho que desear.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón