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Crónicas de Guerra: El inicio

Por Alfonso Luquín Calvo

Ha dado inicio el ataque de los Estados Unidos en contra del pueblo iraquí. Hemos visto lo que nunca antes había sido visto, para hacer caso de las declaraciones del secretario de defensa norteamericano. Toneladas de explosivos han caído sobre Bagdad, Mosul, Basora y Tikrit, por citar a las ciudades más importantes que han empezado a ser devastadas por la maquinaria bélica de Washington.

Sin embargo, todo esto era previsible, y para decirlo en términos claros y contundentes, Iraq no posee la capacidad militar para detener este ataque, ni muchos otros más. La devastación del territorio iraquí es una constante de esta guerra. Es precisamente esta devastación uno de los objetivos de las corporaciones norteamericanas, que se frotan ya las manos con los contratos multimillonarios para reconstruir lo que previamente destruyeron, para curar la desnutrición y epidemias que primero causaron. Es por ello, que observamos como el termómetro de las sociedades capitalistas, las bolsas de valores, tienen su ?rally? alcista, provocado por las ganancias que se espera tengan diversas compañías con los jugosos contratos de posguerra.

Efectivamente, una vez más, y de la forma más cínica e inevitable, hace su aparición el imperialismo, incluso en su forma más descarnada y que creíamos desterrada para siempre: el colonialismo militar.

Pero por el contrario, estamos seguros que a muchas personas alrededor del mundo entero, esta demostración no nos ha causado ningún asombro, ningún estupor, ni mucho menos el temor que los norteamericanos desean para que el mundo se incline a sus pies. Si algo ha causado es una gran indignación, un gran deseo de ver volar por los aires esa maquinaria bélica que no mueve a la humanidad a algo que pueda compararse con orgullo, sino con la vergüenza.

Han cometido un gran error, que sólo podrá ser solapado por la falta de dignidad de una parte del mundo, y por el miedo. En efecto, así como en sus días llegaron los romanos ha ser detestados por los pueblos bárbaros; así como los británicos y franceses llegaron a ser odiados en muchas latitudes del mundo por sus atrocidades coloniales, así los norteamericanos empezarán a ser repudiados.

Tardará muchos años para que muchas personas decentes de este mundo olvidemos la impresionante carnicería que han sido capaces de provocar, para que olvidemos la disyuntiva en que su paranoia y sus mezquinos intereses económicos han colocado a la raza humana.

A pesar de que lo niegue su gobierno, que desde el momento de su elección ?democrática? no ha dado muestras más que de mentir, el objetivo de esta guerra es la de dominar el petróleo de la región y usar las ganancias de su venta para recuperar altísimas ganancias para las corporaciones norteamericanas.

Y todavía cínicamente nos dicen que usarán el petróleo para beneficio del pueblo iraquí, ya que el producto de su venta se destinará a la reconstrucción del país y a la ayuda humanitaria en alimentos y medicinas al pobre pueblo iraquí, liberado del demonio de Sadam Hussein.

Precisamente ese es el negocio que está en puerta, repetimos, y lo que no dicen es que este negocio estará a cargo de empresas norteamericanas, que ya reciben contratos adelantados por parte del gobierno de Bush, para que se hagan cargo. El orden de cosas es el siguiente: El gobierno americano otorga un contrato por 2,000 millones de dólares, por ejemplo, a una compañía cementera para la reconstrucción de Iraq, compañía que sin duda alguna será propiedad de alguno de los miembros de la camarilla de piratas que componen el gobierno norteamericano; pero ¿de donde saldrá el dinero para pagarles? ¿saldrá de los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos? No. Saldrá de la venta del petróleo iraquí.

Qué tan bajo ha caído la Organización de las Naciones Unidas, que ahora, en plenos ataques norteamericanos, en lugar de condenarlos y exigir la salida de las tropas de Iraq, incluso intervenir militarmente para hacerlo, como la obliga su propia Carta, declara inmediatamente que Estados Unidos y la Gran Bretaña están obligadas a la reconstrucción del país agredido. Si de eso se trata precisamente todo el asunto, de saquear las riquezas del país árabe, usando su reconstrucción como pretexto clave.

Diga usted si no se trata de una gran complicidad de las Naciones Unidas hacia la intervención que se avoque desde el inicio a garantizar esto.

Incluso el presidente francés, Jaques Chirac, dándose cuenta de esto, ha declarado que no se permitirá que la ONU otorgue a las compañías norteamericanas y británicas la reconstrucción de Iraq, sino que debe ser a través de esta organización y la máxima autoridad en la repartición del botín tiene que ser el malogrado Consejo de Seguridad. Quiere su parte del botín y va por él.

Pero no canten victoria tan rápidamente. El avance sobre el territorio iraquí será rápido, no puede ser de otra manera. Su ocupación total no será tan fácil, y la resistencia posterior mucho más difícil aún. Este conflicto durará mucho tiempo, se trata de una guerra entre un ejército imperialista y todo un pueblo.

E-mail: alfonsoluquin@msn.com

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