El mundo entero, gracias a la voracidad y deseos de venganza de un ?gobernante? verdaderamente estúpido, se encuentra al borde la guerra. Las implicaciones jurídicas, políticas, ideológicas y económicas de este conflicto nos hacen cobrar conciencia de que la humanidad se encuentra a un trís de regresar cien años en la historia. Se comprenden así los dramáticos y combativos intentos por impedir el ataque a Iraq que se presentan alrededor de todo el mundo. Por medio de la Internet, se elaboran cartas que se envían a la ONU para exigir que no se autorice la solución militar. Muchas ciudades de Europa, a las que se les han unido varias capitales latinoamericanas convocan el próximo día 15 a una gran manifestación mundial de repudio a la política norteamericana, esperando que más de 10 millones de personas participen. Quienes tenemos la fortuna de contar con amistades o familiares en aquel continente recibimos los mensajes, invitándonos a tomar una posición activa en la nuestra y promover las manifestaciones. El estupor que causa que en estos lares estemos tan acostumbrados a inclinarnos a favor de los yanquis, más en estos momentos en que deberían ser repudiados por todos, y en los que sin embargo, reciben el apoyo o la complicidad del silencio o la impotencia que significa el refugiarse en una posición diplomática pasiva.
¿Cuál ha sido la respuesta del facineroso Bush a este movimiento de repudio mundial? Indicar que el ataque será rápido. De hecho, el secretario de defensa norteamericano ha puesto ya incluso fechas a la guerra, y nos promete que no nos preocupemos, que esta no durará más de seis meses. (eso cree él).
Pues bien, muchos piensan que la guerra nos beneficia. Ello, argumentan, provocará un aumento en el precio del petróleo. Mira, nos dicen, como andan los precios internacionales muy por encima de lo que se programó en el presupuesto, ello nos beneficiará sin duda. Se les olvida que si el precio internacional del petróleo está por encima del promedio de 22 dólares por barril, se debe, en primer lugar a causas estructurales como lo son la propia limitación de exportación del petróleo iraquí, y a causas coyunturales, como la disminución de la plataforma de exportación de Venezuela, y no la guerra con Iraq. Olvidan, también, que el objetivo de los Estados Unidos, además de favorecer esta especulación que favorece a las grandes corporaciones de aquél país, es precisamente el de controlar la riqueza petrolera de otrora uno de los principales productores del Medio Oriente como lo es Iraq.
Una vez que logren ese objetivo, podrán inundar el mundo con el petróleo, desbaratar el papel que ha jugado la OPEP desde que asumió la presidencia el venezolano Alí Rodríguez y abaratar el precio del petróleo, para estrangular la economía de los países productores y orillarlos a una competencia que sin duda beneficiará a la economía norteamericana.
Los principales depósitos petroleros iraquíes se encuentran ubicados tanto al norte como al sur del país, cuyos espacios aéreos ya son patrullados por la aviación ?aliada? en las llamadas ?zonas de exclusión?. Para tomar control de ellos y de los gasoductos correspondientes, solo se necesita la ocupación de estos territorios. Ni siquiera sería necesaria la ocupación de Bagdad. Esta es necesaria, al mismo tiempo que es ?necesaria? la detención de Hussein, como lo han anunciado, como venganza por haberles echado por tierra un negocito similar en el 91, pecado que aún no le perdonan.
Pero las cosas deben verse también del lado iraquí. ¿Qué pueden hacer ellos ante el ataque de los Estados Unidos? Al inicio muy poco, ya que veremos el espectáculo dantesco al que ya nos tienen acostumbrados, con bombas y misiles cayendo por doquier, pero más tarde o más temprano, para cumplir sus propósitos, deben ocupar el país. ¿Qué sucederá ahí si, por ejemplo, Iraq incendia y contamina sus propios pozos petroleros? ¿Qué sucederá si se contamina el agua y se minan terrenos enteros? ¿Cómo podrán evitar los norteamericanos los ataques guerrilleros? ¿Cómo evitarán los ataques en el mundo entero a su población civil, que ya no podrá estar segura en ninguna parte del mundo? ¿No pensaban en Vietnam que la supremacía de sus helicópteros y cañoneos selectivos pondrían de rodillas a los vietnamitas en un dos por tres? ¿En verdad pensamos que la guerra no durará más de seis meses? Iraq luchará con todo. Hará que poco a poco los costos de la guerra se carguen a su adversario, y cuando los sacos con cadáveres empiecen a llegar a casa, quién sabe si el pueblo norteamericano se lo perdonará al usurpador Bush. Por supuesto que ni siquiera nos queda el consuelo de pensar ¡bien que se lo merecen!, por que es una lástima que quienes van a la guerra no son los hijos de los adinerados ni influyentes, en primera línea estarán, como siempre, latinos, orientales, gente de raza negra, hijos de inmigrantes que desean hacer los méritos suficientes para conseguir la tan ansiada ciudadanía americana. Carne de cañón que no tiene más remedio que sacrificarse para que los oligarcas obtengan su botín.
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