Hoy es sábado por la mañana. Hemos aprovechado para levantarnos un poco tarde, tratándonos de reponer de las desmañanadas diarias de la semana y nos encontramos frente a la pantalla intentando escribir algo que pueda influir de alguna manera y evitar la catástrofe que para la humanidad significará un ataque norteamericano contra Iraq.
Como ello parece una labor imposible, porque poco les importa al criminal Bush y sus halcones las manifestaciones de repudio mundial y la opinión contraria de potencias como Rusia, Francia y China, por ejemplo, entonces nos limitaremos a tratar de comentar hechos que pueden ayudarnos a esclarecer mejor la situación presente y futura de esa parte del planeta que se encuentra en guerra.
Porque es necesario aclarar que la guerra ya ha comenzado. Los primeros peones del Imperio han penetrado ya a territorio iraquí, en una burla a la opinión mundial. Avanzan como lo hacen los traidores y los criminales, agazapados, en las sombras, con la misión de preparar la invasión completa a la nación árabe. El gobierno norteamericano se ha pasado ya, por el arco del triunfo, a la opinión mundial entera y se ha burlado de la ley internacional. No deben tener perdón por ello. La otra vez que la humanidad pasó por alto ello, al incursionar tropas alemanas la línea Maginot francesa, lo pagó muy caro. Comentar las consecuencias de aquél hecho no tiene sentido. La historia nos enseña lo que sucedió con la Liga de las Naciones, antecesora de la ONU, y nos enseña también el alto costo en vidas humanas y el retroceso histórico que representó.
Bien, ayer por la noche, en esa primera parte del gran negocio de la guerra televisada, escuchábamos a un afamado periodista, que sin duda veremos vestido de soldado o a bordo de alguna nave de guerra del Imperio dizque ?cumpliendo con su labor informativa?, decir palabras más o palabras menos, lo siguiente: ?Estados Unidos tiene aliados en Iraq. Al norte están los kurdos, quienes han luchado siempre en contra de Sadam Hussein. Igualmente al sur están los Chíitas, quienes odian a Sadam, ya que siempre se han enfrentado a los sunitas del centro del país, a quienes pertenece Hussein?. Es curioso, porque ese mismo día por la mañana nos encontrábamos charlando con amigos y compañeros de trabajo y mencionábamos lo mismo, sólo que en un sentido completamente distinto a como nos lo quieren hacer ver estos ?periodistas?.
En efecto, la composición étnica de lo que hoy conocemos como Iraq, corresponde a lo que mencionan esas palabras. ¿Pero cual es el peso relativo de cada fracción de la sociedad? En primer lugar, el 65 por ciento de la población del país es árabe, el 23 por ciento es kurda y el resto pertenece a otras minorías étnicas, como en cualquier otra nación. Lo interesante aquí es que, de la población árabe aproximadamente un 64 por ciento es de religión chiíta, y el 36 por ciento es de religión sunita. La diferencia se vuelve significativa si tomamos en cuenta que los chiítas han recibido apoyo incondicional del gobierno de Irán, desde el triunfo de la revolución islámica en este país, por cierto de mayoría chiíta también. Este fue el origen de la guerra entre Iraq e Irán en los años 80?s. Asimismo, es el origen del apoyo de los Estados Unidos a Sadam en aquellos años, para impedir que se instaurase en Iraq un nuevo Estado fundamentalista que afectaría sus intereses en la zona y que amenazaría con extenderse a otras latitudes, como posteriormente sucedió en Afganistán, con la derrota de los soviéticos y el régimen Talibán.
En el norte, en efecto, están los kurdos, quienes no sólo han luchado por reconstruir la nación del kurdistán, desbaratada después de la primera guerra mundial por las potencias otrora dominantes. El territorio del Kurdistán quedó así desmembrado y abarca, en la actualidad, una buena parte del territorio de la Turquía asiática, de las repúblicas ex soviéticas de Armenia y Georgia, así como en Siria, el propio Irán y desde luego Iraq. Desde entonces, los Kurdos no han dejado de luchar por su patria. Con apoyo soviético, han encabezado grandes levantamientos en Turquía (1925-1930) por ejemplo, pero en donde han fincado sus mayores esperanzas de lograr tener un Estado independiente, desde el cual reclamarán sin duda lo suyo es Iraq. Ahí han provocado guerras y levantamientos, el más reciente en 1988, aprovechando el desgaste provocado por la guerra tanto en el bando iraquí como iraní. Fueron aplastados con el apoyo norteamericano al régimen de Sadam Hussein.
Así las cosas, ¿cómo pueden resultar ?aliados confiables? estas dos etnias para los norteamericanos? Es ingenuo que traten de vendernos esa idea. Las guerras no son como nos las pintan en las historias de heraldos y nobles caballeros que luchan por ideales o por el amor de una bella dama a la que deben rescatar del mal, al igual que a sus pueblos. Las guerras son siempre historias de traición, oportunismo, grandes ganancias para quienes las promueven, etcétera. Esta no es la excepción. Kurdos y chiítas no atacarán a los norteamericanos, los dejarán pasar, porque les permiten a ambos acabar con su enemigo común. Una vez acabado éste, ambas fracciones lucharán por lo suyo y entonces, se habrán despertado en el Medio Oriente dos enemigos a los que siempre temieron los intereses norteamericanos: el fundamentalismo islámico chiíta y el nacionalismo kurdo. Están encendiendo un cerillo donde hay paja seca.
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