POR CRISTAL BARRIENTOS TORRES
EL SIGLO DE TORREÓN
ADICCIONES / JESÚS VALDIVIA ESTÁ EN REHABILITACIÓN
Por las drogas pierde a su esposa y a sus dos hijos
TORREÓN, COAH.- Las drogas son experiencias amargas. Durante dos años Jesús Valdivia Valerio fue adicto. En ese tiempo no le importó nada, ni siquiera perder a su esposa y a sus dos hijas. Ahora todo es diferente para él y sólo le pide a Dios que le dé fortaleza para seguir adelante.
Jesús Valdivia Valerio pertenece al centro de rehabilitación para drogadictos Agua Viva. Quienes ya están recuperados se dedican a la venta de dulces en la vía pública para conseguir fondos. En la actualidad, alrededor de 70 jóvenes están en tratamiento.
Por eso Jesús deambula por las calles de la ciudad vendiendo dulces. Así logra llevar un poco de dinero al centro de rehabilitación. Para mantener a su familia se gana la vida decorando las fachadas de las casas.
Asegura que las drogas sólo son experiencias amargas.
—Yo me metía de todo: pastillas, jarabes y cocaína—. Perdió a su esposa y a sus hijas por su adicción, pero su abandono no fue suficiente para dejar las drogas, al contrario, se aferró más.
—Cuando estamos así no vemos el daño que nos hacemos nosotros mismos y menos a la gente que nos rodea.
Cuenta que decidió dejar las drogas porque en una ocasión se despertó con suero en las venas, sólo recuerda que estuvo muchos días en el hospital.
—Cuando uno está drogado no se siente nada, muchas personas le entran a esto porque dicen que se siente suave pero no es cierto, porque el cuerpo no siente nada.
Jesús dice que la mayoría de los adictos comienza inhalando cocaína, pero llega un momento en que ya no es suficiente y optan por inyectarla buscando las venas más fuertes.
—Con la cocaína se siente una alteración del corazón bien fuerte y provoca una sensación de que quieres más y más.
Cuando era adolescente nunca se le ocurrió que podría pasar por una situación similar, fue hasta cuando tenía 27 años que se convirtió en adicto porque sus amigos le insistían mucho. Aceptó por curiosidad y durante dos años se entregó a las drogas.
—Nunca lo hice cuando fui joven y estaba soltero, fue hasta que me casé, fue muy triste porque mi esposa me abandonó, se llevó a mis hijas y cuando pienso en lo que pasó me siento mal porque me doy cuenta de la realidad de las cosas.
Por eso Jesús tiene un consejo para los jóvenes: “les recomendaría que ni por curiosidad probaran las drogas, desgraciadamente en ese momento no se puede pensar con claridad y necesitan pasar situaciones amargas para dejarlas”.
Antes, todo el dinero que Jesús ganaba se lo gastaba en la compra de droga, ni siquiera le importaba que sus hijas pasaran necesidades, incluso hambre. Su adicción fue tal que vendió su casa.
—Creo que mi esposa cometió un error al irse de la casa porque quien tenía que haberse ido era yo—. Ahora, el único vicio que tiene y que no ha podido dejar es el cigarro.
—He tenido la droga frente mí, incluso me han tocado personas que me la ofrecen hasta para vender, pero no volveré a caer en el mismo error y no por mí sino por mi familia.