Londres, (EFE).- Una mujer británica que envenenaba a su hija enferma con grandes cantidades de sal, hasta provocarle graves daños en el cerebro, fue condenada a cuatro años de prisión por un tribunal de Glasgow (Escocia).
Susan Hamilton, de 39 años, recibió con lloros la sentencia del jurado, que justificó su decisión diciendo que sus acciones habían tenido efectos "desastrosos" para la pequeña.
La niña, que ahora tiene once años, tenía ocho cuando recibió el suministro de sal más nocivo, que desató la alarma entre el personal del hospital de Edimburgo que la atendió.
De salud delicada, su madre la alimentaba con un tubo a través de los orificios nasales, hasta que en 1995 se le colocó un tubo en el estómago.
Según el juez, el nuevo sistema permitió a la madre dar a su hija soluciones salinas concentradas, que la hacían enfermar.
Entre el 9 y el 10 de marzo de 2000, Hamilton suministró a la pequeña (cuyo nombre no puede desvelarse por razones legales) tal cantidad de sal que casi la mató.
Los médicos que la trataron consiguieron salvarle la vida, pero su cerebro quedó afectado de forma irreversible.
La doctora Patricia Crofton explicó al jurado que comenzaron a sospechar al encontrar elevados niveles de sodio en la sangre y la orina de la pequeña.
Un experto del hospital analizó su historial médico y concluyó que había sido envenenada con sal.
"El jurado está convencido de que usted administró sal a la niña deliberadamente, y está claro que esa acción iba a perjudicarla", explicó el magistrado, que determinó una pena de cuatro años por un cargo de asalto con peligro para la vida ajena.
"Esto son tonterías", exclamó Hamilton, que se declara inocente, al oír el veredicto del jurado.
Según su abogado, no hay pruebas de que intentara envenenar a su hija deliberadamente. EFE