El presidente alemán Johannes Rau dará hoy miércoles la recepción oficial a su homólogo mexicano Vicente Fox, quien realiza su primera visita de Estado a esta nación europea que en total ha visitado en cuatro ocasiones.
La recepción, en el Palacio Bellevue, residencia oficial del jefe del Estado alemán desde 1994, permitirá al visitante mexicano conocer al hombre que cumple un papel integrador pues se coloca por encima de partidos y grupos de poder.
Electo a su actual cargo el 23 de mayo de 1999 tras 47 años de carrera, el político de filiación socialdemócrata nacido el 23 de mayo de 1931 ha vivido lo más relevante de la historia alemana contemporánea: de la Segunda Guerra Mundial a la caída del Muro de Berlín.
Su actuación política lo rige bajo la divisa “Conciliación en vez de división”, y un ejemplo ha sido su acercamiento con el pueblo judío a través de más de 30 viajes oficiales a Israel, en donde se le han otorgado tres de los nueve Doctorados Honoris Causa que ostenta.
La Constitución alemana otorga al Presidente funciones protocolarias y de representación oficial, pero su neutralidad y distancia de los intereses de los partidos le permiten, si es necesario, influir en la discusión pública o hacer propuestas.
Sólo en casos de crisis parlamentaria la Constitución prevé que actúe, además de que debe proponer oficialmente al Bundestag (parlamento) el candidato a la Cancillería Federal tras los comicios, el cual es el jefe de gobierno y detenta el poder político.
La recepción de Rau al mandatario mexicano será en el Palacio Bellevue en el barrio de gobierno esta capital, un edificio construído en 1786 por el arquitecto Michael Philipp von Boumann, que aún mantiene su estilo mezcla de Barroco y Clacisismo.
El barrio de gobierno era cruzado hasta 1990 por el Muro de Berlín, y ahora concentra a los edificios de los ministerios, del Bundestag (parlamento) y de la Cancillería Federal.
El Palacio Bellevue, de forma longitudinal con una cúpula en el centro y fachada amarilla, está cerca de la Puerta de Brandenburgo y de la Columna de la Victoria, los dos monumentos más sobresalientes en el centro de la capital alemana.
De acuerdo al programa oficial, el Presidente Fox como los mandatarios extranjeros en visita de Estado, será recibido con honores militares en el jardín del Palacio por la Guardia Presidencial.
Se prevé que tras la interpretación de los himnos de Alemania y México, se dirijan a la Sala de la Entrada, donde Rau saludará a la comitiva mexicana y Fox firmará el Libro de Visitantes Distinguidos.
La conversación entre ambos jefes de Estado será en la oficina del mandatario alemán, y en la noche, en otra ala del palacio, el presidente mexicano será el invitado de honor a la cena de Estado que le ofrecerá Rau.
Entre la recepción oficial y la cena de Estado el presidente mexicano podrá apreciar otro de los emblemas de Berlín: la Puerta de Brandenburgo, símbolo de la unificación de las dos Alemanias tras la caída del Muro de Berlín en 1989.
Fox cruzará la puerta este miércoles en compañía del alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, en el marco de su primer día de trabajo por la capital alemana.
La noche del 9 de noviembre de 1989, cuando cayó el Muro, la imágen de la Puerta de Brandenburgo recorrió el mundo, pues sirvió de punto de reunión a la multitud que acudió a celebrar el fin de una era.
En la época en que Alemania estuvo dividida en dos naciones, la Puerta quedó en el sector oriental de Berlín y a solo unos metros del Muro, que tenía en ese trecho un espesor de tres metros.
Durante los 28 años que duró la división de la ciudad, la Puerta de Brandenburgo estuvo custodiada por las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Alemania.
Pero la historia de la Puerta de Brandenburgo va más allá del siglo pasado, pues tras ser construida entre 1788 y 17991 por el arquitecto Carl Gotthard Langhans, fue una de las 18 entradas a Berlín a fines del siglo XVIII. La construcción fue hecha según el modelo de la Acrópolis griega, ya que el imperio alemán deseaba convertir a Berlín en una nueva Atenas.
La cuadriga sobre la Puerta de Brandenburgo significó la victoria, y fue retirada tras la entrada de Napoleón Bonaparte a Berlín el 27 de octubre de 1806, precisamente para hacer ostentación de la derrota alemana.
El retiro de la cuadriga fue una profunda humillación y por ello su retorno a la Puerta fuer gesto triunfal después de que los alemanes vencieron a Napoleón y a Francia en 1814.
Los nazis también simbolizaron con la Puerta de Brandenburgo victoria: la noche del 30 de enero de 1933, luego de que Adolfo Hitler tomó el poder, los alemanes pro-nazis desfilaron con antorchas a través de la edificación.
Con al derrota nazi, los países aliados utilizaron la Puerta de Brandenburgo para marcar la frontera entre el sector británico y el soviético, lo que terminó en 1989, cuando cayó el Muro de Berlín.