La edad en las mujeres no es motivo para dejar de mantener un guardarropa a la moda
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- El buen gusto en el vestir no está reñido ni con la edad, ni con la talla, ni con el estatus social, sólo se debe ser consciente de que las prendas y tendencias no son aptas para todas las edades. El estilo se añora, se ansía, se desea, pero pocos saben que es una actitud, una forma de ser, de comportarse, de vivir.
La mayoría de los diseñadores coinciden en apuntar que el estilo es sinónimo de buen gusto, y que por suerte es algo que se puede pulir con el tiempo. Sin embargo, la norma básica del buen gusto reside en superar el trauma de la talla y de la edad. Cumplir años es sinónimo de vida, de experiencia, de enriquecimiento personal.
Las tallas se crearon para vestir a todas las mujeres, no para traumatizarlas ni presionarlas sicológicamente. Hoy los diseños ofrecen mayor comodidad y estilizan las líneas en prendas muy seductoras para ellas. Pero las prendas ligeramente amplias y con cierto movimiento resultan más elegantes que las ajustadas, ya que cuando marcan excesivamente la anatomía femenina puede caerse fácilmente en la vulgaridad.
La frescura y osadía de los 30, la armonía y esplendor de los 40 y la serenidad y veteranía de los 50 resumen las claves de la mujer en los años dorados de la vida.
Los 30...
A los 30, la mujer luce de una envidiable belleza, mezcla explosiva de juventud y tierna madurez. Es independiente, autora de todas sus decisiones, disfruta de una enorme vitalidad que emplea de día y de noche tanto en la jornada laboral como en su vida social y familiar.
Vestirse a los 30 implica mezclar estilo, combinar de manera anárquica prendas que reivindican su frescura. Su armario debe custodiar buenos básicos y prendas con fecha de caducidad, lo más in del momento. Ante todo, deben ser prendas cómodas que aguanten una jornada laboral sin que torturen ni resulten antinaturales.
Las prendas más aclamadas son el pantalón bombacho, la falda a la rodilla y las camisetas de corte masculino. Imprescindible resulta la mezcla del estilo casual con las prendas de fiesta. Para el día pantalones de mezclilla, camisa blanca de algodón, camiseta con mensaje, falda de corte vaquero o muy femenino, vestidos frescos. Para la noche tops lenceros, jeans , vestidos ligeros de gasa o punto de seda con amplios escotes.
Respecto al calzado, las bailarinas, chanclas, deportivas y sandalias bajas se turnan con zapatos de tacón con punta chata y sandalias. Las bolsas de gran tamaño de estilo retro, con cierto aire rockero o de colores intensos para la jornada laboral, las limosneras o bolsitos que se pegan al hombro para las noches más divertidas. Collares babero, gargantillas metálicas pulseras, pendientes y anillos de inspiración étnica o diseños aflamencados. Un plus: cinturón ancho o mini, sobre pantalones pitillos o faldas de talle bajo.
Los 40...
A los 40 la mujer se da cuenta que los años pasan muy rápido, quiere concentrar todas sus energías en sí misma, una vez que los niños ya son más independientes. Los tratamientos de belleza, los masajes y las vacaciones son sus mejores aliados para recibir los años. Su interés crece por cuidarse y verse atractiva.
La prenda comodín es el traje sastre, bien con pantalón o falda, tanto para el día como para la noche. Su fondo de armario acuna básicos de cierta calidad como camisas de popelina blanca, blusas de seda, cómodos vestidos, cuerpos sin mangas y pantalones.
Una vez cumplidos los 40, la mujer debe optar por colores cálidos, el blanco y el negro y, líneas que estilicen sin marcar. Este año, que tan de moda están las mezclas, apostará por la combinación de prendas en satén o raso con otras de algodón o lino. Las sandalias y mules combinan perfectamente con bolsos tipo maleta, o el clásico modelo kelly . Los tacones y complementos más llamativos es mejor dejarlos para la noche, pero sin abusar.
Los 50...
A los 50 la mujer se conoce y la experiencia vivida le proporciona una elegancia serena y natural. Incluso las canas y ciertas arrugas en el rostro le hacen más interesante. Sabe que ya no puede lucir escotes de vértigos, camisas sin mangas ni faldas por encima de la rodilla. Por eso sus prendas fetiche, son los pantalones de corte masculino y las camisas con apresto. En su armario no pueden faltar un traje de chaqueta bien cortado, de calidad, un par de pantalones, uno claro y otro oscuro, una falda recta por debajo o a la mitad de la rodilla, para conjuntar con camisas y jerseys de punto fino.
Para la noche vestido o falda en negro. El calzado cómodo, poco tacón o nada. Los zapatos mocasines son fantásticos, ya que proporcionan un aspecto más deportivo y casual. Bolso grande de asas por el día y carteras de mano para las noches. Alguna joya discreta para las manos y las orejas, serán suficiente como complemento del atuendo.