Es un Arzobispo temperamental, que bromea, que también sabe dialogar con seriedad, que tiene experiencia para no hablar de más; que acepta ser pastor de medio tiempo en Durango y en Oaxaca, que intenta acabar con las divisiones y diferencias al interior de la Diócesis, que reconoce ser ahora el blanco del fuego amigo y las críticas, como en su tiempo lo fue, aceptó, su antecesor.
Con poco más de cinco meses de dirigir un rebaño de 210 sacerdotes duranguenses, monseñor Héctor González Martínez ya ubicó el problema que más le desagrada de esta entidad: la pobreza y, junto con ella, todas sus consecuencias, como el vicio ‘rancio’ de los políticos de usufructuar en forma política y populista con los que menos tienen, mientras éstos siguen viendo al Gobierno como si fuera su padre.
Sin embargo, confiesa que es embrionario su conocimiento de casi todo lo que incumbe al estado de Durango: lo eclesial, la evangelización, el Presbiterio, y geográfica y visualmente la entidad en sí.
La política no le asusta. Por el contrario, aunque sin dar nombres, asume que hasta la fecha ha sostenido encuentros con cinco de los aspirantes a la gubernatura del estado, entre ellos, eso sí lo dice, un lagunero.
Y sobre el tema, no escatima al puntualizar que es dañino adelantar los tiempos electorales, quemar etapas de una campaña a priori, hacer campañas bastante costosas, otorgar tanto dinero a los partidos políticos y usar recursos de origen oscuro.
Con voz pausada, el clérigo dio su opinión ante los medios de comunicación sobre la primera congregación del Presbiterio de Durango que le toca observar desde hace 22 años, la cual se realiza en las instalaciones del Seminario Mayor.
Luego, se levanta de su lugar en el centro de la mesa que capta la atención de lentes, micrófonos y grabadoras. En una mesa al centro del comedor se sirve un café. Regresa a su asiento. Jala aire. Asimila con calma el inicio de los cuestionamientos.
POLÍTICA: DINERO DUDOSO
Monseñor González cree que no se deben quemar antes de tiempo las etapas de una campaña, pues en este momento es más importante analizar la etapa posterior al 6 de julio, en vez de la fase previa al siguiente proceso electoral de carácter estatal.
Sin embargo, en ese tenor adelanta que será más incisiva la Iglesia en la promoción del voto para las elecciones del 2004, y que estará exigiendo a los actores de las mismas que éstas no sean dispendiosas ni caigan ellos en la tentación del dinero de dudosa procedencia.
P: ¿Cómo ve el clima electoral?
R: “Es legítimo que las personas que sientan capacidades, deseos de servir o de sacrificarse por la ciudadanía, y cuando digo esto pues lo acentúo, ¿no?, pues también pueden manifestar sus deseos, pero también sin quemar etapas y, sobre todo, evitando campañas cansadas. Campañas que luego son demasiado dispendiosas y, últimamente se está viendo, campañas que requieren unos recursos que todavía se ve que son de origen dudosos. Esto se ve en todas partes”.
P: Aspirantes con los que tiene relación.
R: “Conozco tres, cuatro personas durangueñas de distintos grupos. ¡Ah!, cinco conozco, con el lagunero”.
P: ¿Volverá la Iglesia a promover el voto?
R: “Siento como que a la acción formativa y motivadora de la Iglesia como que le faltó garra, le faltó profundidad, como que no despertó las conciencias. Yo creo que va a haber necesidad de que se mejore el trabajo pastoral en la formación cívica. Y aunque se registró polémica, eso no quita el derecho que la Iglesia tiene a divulgar su doctrina social y a formar las conciencias de sus feligreses, ni quita la tarea de apoyar a los que son católicos, y los que no lo son pues que no oigan, que no atiendan”.
DURANGO: DESCONOCIMIENTO
Sin empacho, aclara públicamente que hace un esfuerzo por conocer a Durango y a los duranguenses; sin embargo, no ha sido suficiente el tiempo en estos cinco meses, pues apenas emprende labores de observación cuando ya tiene que regresar a Oaxaca.
P: Después de conocer Durango, ¿cómo evalúa a la feligresía, a las autoridades y a su equipo de pastores?
R: “Bueno, yo me saldría un poquito por la tangente de tu pregunta, porque a este momento en que estoy, como estoy de medio tiempo, no puedo decir que ya conozca suficientemente o, mejor dicho, que reconozca suficientemente ningún aspecto: ni el mismo eclesial, ni el mismo presbiterio, ni la misma evangelización ni el mismo estado. Mi conocimiento es, todavía, embrionario”.
P: ¿Cuál es, pues, la segunda etapa de su estancia en Durango?
R: “Lo que estoy planeando es visitar y conocer los lugares más desconocidos para mí. Estoy organizando algunos recorridos. Hice uno a San Juan de Guadalupe, otro a San Pedro del Gallo, otro a Tepehuanes, San José, Guanaceví, Lajas. Estoy organizándome para conocer los museos; visité nada más uno y me dicen que son como siete. Eso es importante para conocer las raíces antropológicas que determinan el porqué somos de una manera o de otra”.
POBREZA: PREOCUPANTE
El hecho de que haya miles de familias marginadas del bienestar económico en la entidad sí le llama la atención al Arzobispo actual de Durango, pero también es consciente de que a muchos políticos todavía les sigue generando frutos el aprovecharse de los que están en escasez extrema de recursos, así como el estado de dependencia en el que quieren seguir.
P: ¿Qué es lo que menos le ha gustado de Durango?
R: “La pobreza, y todo lo que va anexo a ella, como el desempleo”.
P: Como receptor y observador que es de los problemas sociales de los duranguenses, ¿de qué ha servido su cercanía como arzobispo ante las autoridades?
R: “En primer lugar, la Iglesia no anda buscando cuotas de poder. Siempre hace presencia en todo nivel simplemente como un fermento de unidad, de paz, de armonía, y si asiste a un evento, si visita una oficina o si saluda aquí y saluda allá es con esa idea, de colaborar a la paz, la armonía y la fraternidad.
Eso es la Iglesia: un instrumento de reconciliación universal. La Iglesia no va con ‘ganchitos’, no va con el afán de ganar poder”.
P: ¿Qué tanto le preocupa el uso electoral de la pobreza?
R: “Hay vicios políticos ‘rancios’, viejos, que provienen incluso de la herencia que nos viene desde la idiosincrasia indígena, que yo traduciría como una tendencia a la dependencia. Es decir, mirar a la autoridad como el padre, como el que soluciona todo.
Actualmente la política va cambiando; en lugar de esas posturas tiene que llegarse a un nivel de responsabilidad personal. Pero, bueno, todavía subsisten esas herencias, y yo diría que a eso se deben muchos síntomas”.
P: El día que llegó y que le hicieron la bienvenida en la Catedral de esta ciudad, usted compadeció a su antecesor, José Trinidad Medel, y hacía alusión a que había sufrido mucho. ¿A qué se refería?
R: “Pues hay una canción, me parece que es de Zacatecas, una canción que dice: no soy monedita de oro; entonces, nadie es monedita de oro. Tú viste ese día, 26 de febrero, que me recibieron muy bonito, ¿pero a poco todos? Yo no me voy con la finta. Siempre hay quien no está de acuerdo, siempre hay quien hubiera querido otro, etcétera. Hay que estar muy bien con los pies en la tierra”.
P: ¿A qué se refiere?
R: “Mira, cuando lo despiden a uno de una parroquia o de una diócesis, un grupito reducido dice: ¡qué barbaridad!, ¿por qué lo cambian?... un grupito reducido. Un grupito más amplio de gente dice: ¡qué bueno que lo cambiaron!, ya era tiempo. Y un grupo mucho más amplio, que es la mayoría de la gente, dice: ¿a quién dicen que lo van a cambiar. ¿Sí se explica?”
P: ¿Pero qué supo usted para haberlo dicho?, ¿qué encontró, o qué le dijeron?
R: “Pues siempre hay detalles”.
P: Entonces, ¿ya no los hay esos ‘detalles’?
R: “Pues ahora conmigo, ja, ja, ja”.
Frases
“Hay vicios políticos ‘rancios’, viejos, que provienen de la herencia que nos viene desde la idiosincrasia indígena”
“Me recibieron muy bonito, ¿pero a poco todos? Yo no me voy con la finta”
“Va a haber necesidad de que se mejore el trabajo pastoral en la formación cívica”