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MÉXICO, DF.- El PRD propondrá en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados “adelgazar” los gastos de comidas de los secretarios de Estado y altos funcionarios del Gobierno Federal en el 2004, a fin de que esos ahorros se reasignen a los sectores prioritarios o productivos para México, como la educación, el campo y la salud.
Además, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) advirtió ayer que en la Convención Nacional Hacendaria de febrero próximo pondrán en la mesa de discusiones no sólo la cuestión del ingreso vía fisco, sino también la manera en que el Gobierno de la República gasta todos esos recursos.
“Se le tiene que garantizar a la gente que lo que se extrae a través de los impuestos se canalizará a la inversión productiva y que ese dinero se le devolverá a la sociedad en mejores servicios, mejor salud, mejor seguridad pública”, indicó.
David Penchyna Grub, secretario técnico del Consejo Político Nacional de ese partido, advirtió lo anterior luego de exigir al presidente Vicente Fox, “ponerse a la altura” como conductor del Estado mexicano.
El primer mandatario debe actuar como un jefe de Estado que promueva los acuerdos más que la confrontación. “Es fundamental que el señor Presidente adopte esta posición y que saquemos un paquete económico con responsabilidad”, subrayó.
La autoridad federal solicitó en el Proyecto de Presupuesto, bajo el rubro “Gasto de la Administración Pública Centralizada para 2004, en Productos Alimenticios, Honorarios y Servicios de Asesoría y Consultoría”, recursos por seis mil 241 millones de pesos, de los cuales dos mil 838.6 millones de pesos (45 por ciento) corresponden a alimentos.
Esos montos no representarían casi nada frente a la bolsa de ingresos autorizada el martes pasado por los diputados al Ejecutivo federal: un billón 653 mil 266.6 millones de pesos; pero, en el análisis del Presupuesto de Egresos, donde se definen los gastos para 2004, los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) tienen detectadas una serie de erogaciones injustificadas y superfluas que, a su juicio, deben eliminarse o reorientarse.
Por ejemplo, contemplan ajustes a los gastos por alimentos, llamadas telefónicas, gasolina; gastos médicos mayores y gastos de vida; entrega de bonos para adquisición de autos; así como a los salarios de los altos funcionarios.