La ansiedad durante un tratamiento dental, impedirá que el paciente pueda cooperar satisfactoriamente con el profesional, lo que en consecuencia implicará pérdida de tiempo, dificultad para la realización del tratamiento y lo más importante un resultado insatisfactorio.
La ansiedad es un estado subjetivo, que se define como un sentimiento desagradable de aprensión o peligro, ante la presencia de un estímulo real o imaginario, puede aparecer incluso, antes de enfrentar alguna situación atemorizante, y puede durar después de que ha ocurrido.
Algunas reacciones somáticas que pueden acompañar a este estado emocional pueden ser, sudoración, temblores, palpitaciones, etc.
Es por esto que el profesional dental debe buscar la manera de ayudar a estos pacientes a minimizar su estado de ansiedad, y para ello podría ser útil realizar las siguientes recomendaciones:
*Explicarle sobre cuáles serán los procedimientos que se realizarán en su boca, antes de llevarlos a cabo.
*Recomendarle que elija sus citas cuando no esté apurado, cansado, o con un tiempo muy restringido.
*Preguntar cuándo le es más conveniente hacer su cita, por la mañana o por la tarde.
*Comentarle si quiere ser acompañado por algún familiar o amigo a su cita, si esto le da tranquilidad.
*Darle palabras de apoyo, para tratar de calmarlo y relajarlo.
*Poner atención en su lenguaje corporal, para poder ayudarle.
*Permitirle que haga una señal, como podría ser que levante la mano, si siente que algo le molesta.
*Hacerle sentir en todo momento, nuestra calidez en el trato y comunicación.
Este tipo de ayuda que podemos brindar a los pacientes muy aprensivos, nos permitirá controlar mejor su conducta y sentimientos para que ellos puedan aceptar y manejar de una manera más cómoda y relajada sus visitas odontológicas.
Antes de concluir, quiero felicitar de una forma muy especial a la doctora Consuelo Laureano M. por sus 50 años de egresada de la Facultad de Odontología de la UANL, y por sus 40 años de docencia, en nuestra querida Facultad de Odontología de la U.A. de C.
¡Enhorabuena!, mi querida y apreciada doctora Laureano.
¡Hasta la próxima!