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Cuídate de los buenos

Adela Celorio

Restauranteros de etiqueta, delincuentes de cuello blanco, ricotas y morenotas teñidas de rubias, carnaval de ambulancias, patrullas y bomberos, mercadillos y pordioseros. Artistas, banqueros, rameras y una nutrida antología de comulgantes filantrópicos fraternidad exclusiva de los dueños del bien, viviendo junto a los malos y hasta con los feos. Como en todas las grandes ciudades del mundo, el lujo y el hambre conviven aquí aunque sin resolverse nunca.

Por el lado soleado, pavimentado y abundantemente hidratado están los ricos y famosos, la beautiful people, la selecta hermandad de los herederos del país. Los que consumen papas de Ohio y papayas de Hawai y afirman que los problemas del campo mexicano son todos culpa de Fox.

Los afortunados que poseedores de lujosos apartamentos en Nueva York que se hacen sus chequeos en las carísimas clínicas de USA porque los médicos mexicanos nunca son de la estatura de su vida. Los afortunados a quienes Dios puso donde hay y ellos nomás agarraron. Los divinos y divinas de este mundo, los que “ yo no vengo a ver si puedo sino porque puedo vengo”, con sus escoltas y sus Mercedes y sus Jaguares y sus residencias. Los que son durables y bonitos como los juguetes Plastimax porque pueden pagar los órganos de recambio y eventualmente hacerse hojalatería y pintura para ponerse chulos de bonitos como la eterna “Güera” Rodríguez Alcaine o como Elbita la controvertida usufructuaria del sindicato de maestros. Platicaba la otra noche, o más bien aunque no es mi fuerte –escuchaba- de unos vecinos que me quedan cerca, la siguiente conversación: -“Sería una barbaridad que Fox se dejara presionar por los grupos que exigen el voto por la paz. Esos son la masa, bola de muertos de hambre que no saben pensar. A ésos lo que hay que darles es pan y circo como López Obrador, ése sí sabe cómo hacerlo. Nuestro Presidente debe vender caro su voto en el Consejo de Seguridad, tiene que negociar con inteligencia y dejarse de éticas y tonterías... no puede permitir que se le vaya de las manos la única oportunidad que se nos ha presentado de sacar ventaja de los gringos, sería un lujo tonto en un país con tantos millones de miserables”.

Así más o menos iba la conversación y no sé ni por qué asociación se me vino a la cabeza aquello que decía mamá que había dicho Dios: “Cuídate de los buenos que los malos yo te los señalaré”. ¿Y cómo los señalará? Preguntaba la niña que fui. Pues los hace feos y chuecos y así. Según esto, de quienes hay que cuidarse es de los buenos como Bush quien apoyado firmemente en la Biblia sólo espera que las cámaras de televisión estén estratégicamente ubicadas para iniciar la invasión a Iraq y después quién sabe de quiénes más que dejen de simpatizarle. Para los malos y feos junto a quienes por contraste los ciudadanos del diario –pequeños infractores, corruptos menores-, lucimos como conejitos recién paridos; vaya desde aquí mi agradecimiento. De los buenos y los bonitos empeñados en conseguir que nuestro país mantenga los pasos perdidos, es de quien tenemos que cuidarnos ¡y ojo! En el Estado de México acaban de dar un nuevo golpe.

Desmemoriados que son los mexiquenses, permitieron que sus bondadosos benefactores del PRI se aferraran una vez más la mayoría de los votos en su Estado.

Ya lo dicen por ahí que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

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