13 agosto 2003
La Habana, (EFE).- El presidente cubano, Fidel Castro, cumple hoy 77 años, la mayoría de ellos gobernando Cuba, uno de los pocos países comunistas que quedan en el mundo y que atraviesa por una complicada coyuntura.
Castro, que nació en Birán (Holguín) el 13 de agosto de 1926 y lideró la revolución que le llevó al poder en 1959 enfrenta, 44 años después, una dura recesión económica y una ola de condenas internacionales por la represión de la oposición interna.
El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; primer secretario general del Comité Central del Partido Comunista y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ha recorrido en estas cuatro décadas un largo camino, en el que quedaron viejos compañeros y aliados estratégicos.
Atrás quedó su alianza con el bloque soviético, cuya caída, en 1989, arrastró a la isla a una profunda crisis económica y la obligó a abrirse al dólar, a la inversión extranjera y a una incipiente iniciativa privada a mediados de los noventa.
Después de algunos años de bonanza, Cuba ha caído de nuevo en la recesión, con un crecimiento del 1,1 por ciento en 2002 que, según la previsión oficial, llegará al 1,5 por ciento este año.
El turismo y las remesas de los cubanos en el exterior tiran de la economía cubana que, según los expertos, ha registrado esta temporada la peor zafra de la historia y no logra levantar las cifras de inversión extranjera.
En estos días, otra sombra del pasado, la del ex comandante revolucionario Eloy Gutiérrez Menoyo, ha vuelto a las calles de La Habana tras cerca de 20 años de exilio.
El creador del grupo "Cambio Cubano" anunció por sorpresa la pasada semana su regreso para "reinventar la revolución" y crear un espacio legal para una oposición "independiente" en Cuba, donde pasó 22 años de cautiverio por conspirar contra Fidel.
Su decisión abre una larga lista de incógnitas sobre su papel a corto plazo en el panorama político cubano, dominado por el Partido Comunista, que no celebra un congreso desde 1997.
La vuelta de Gutiérrez Menoyo se produce pocos meses después de que 75 disidentes fueran condenados a penas de hasta 28 años de prisión acusados de conspirar con EU y atentar contra la revolución.
Las condenas contra disidentes y las ejecuciones, en abril, de tres secuestradores de una lancha de pasajeros desataron una ola de críticas internacionales y llevaron a destacados intelectuales a renunciar públicamente a seguir apoyando a Castro.
La crítica del Nobel de Literatura portugués José Saramago fue uno de los golpes más duros para el régimen de la isla. "Hasta aquí he llegado. Desde ahora en adelante Cuba seguirá su camino, yo me quedo", sentenció el 14 de abril el autor del "Ensayo sobre la ceguera". La dureza de los castigos fue condenada por la Unión Europea, que en junio adoptó un conjunto de medidas políticas contra el gobierno de la isla.
La reacción de La Habana no se hizo esperar, con movilizaciones masivas frente a las embajadas de España e Italia, países a los que el líder cubano considera principales responsables del endurecimiento de la política europea.
La UE ratificó su postura y Fidel dio un paso más al anunciar, el pasado 26 de julio, coincidiendo con el 50 aniversario del inicio de la revolución con el asalto al cuartel Moncada, su renuncia a las ayudas al desarrollo que concede la Unión Europea a la isla.
Precisamente su presencia en el Moncada disipó los rumores recurrentes sobre el estado de salud del presidente cubano, que circulan periódicamente en la isla, en especial desde el desvanecimiento que sufrió Castro en público en 2001.
Tras el desmayo, Fidel ratificó públicamente como sucesor a su hermano Raúl (72 años), vicepresidente primero de los Consejos de Estado y de ministros y segundo secretario del Partido Comunista.