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Curiosear, cuestionada costumbre china

Pekín, (EFE).- El Gobierno de China ha lanzado una campaña para acabar con un muy extendido fenómeno social: cuando hay un accidente o una pelea en la calle, los chinos se arremolinan para curiosear y raramente ofrecen asistencia a los heridos o afectados.

Una de las imágenes que primero sorprende al visitante de este país, y que muchos turistas cuentan como anécdota, es la de una muchedumbre de viandantes y ciclistas apelotonados en la calzada, tranquilos y en silencio, mientras en medio del grupo dos personas se pelean por un pequeño accidente o un intento de timo.

La mil veces repetida imagen muestra, según los sociólogos, el carácter curioso y a la vez tranquilo de los ciudadanos del país, pero los medios de comunicación chinos y muchos expertos han comenzado a criticarla, alegando que también es un ejemplo de indiferencia e incluso de crueldad ante los problemas ajenos.

Las críticas han aparecido en los últimos días al sucederse varios casos de "crueldad de las masas", y son recogidas por el periódico oficial del Gobierno de Pekín, el "China Daily", que hace una fuerte autocrítica sobre el carácter de los ciudadanos chinos.

"Los curiosos acuden para disfrutar del espectáculo, murmuran o hacen chistes, lo que muestra apatía y egoísmo", destaca el artículo.

Uno de los casos relacionados que mayor conmoción y reflexiones ha causado fue el ocurrido recientemente en la provincia central china de Hunan, cuando cientos de curiosos se arremolinaron alrededor de un edificio de seis pisos en cuya azotea había un hombre amenazando con suicidarse.

Después de que la policía y los equipos de rescate consiguieran calmar al suicida, tras tres horas de negociaciones, la multitud comenzó a gritar al hombre y pedirle que saltara, cosa que hizo, entre los aplausos y vítores de los curiosos.

Imágenes igualmente trágicas se producen en accidentes de tráfico graves, en los que los curiosos se apelotonan ante las víctimas, sin que nadie se ofrezca a dar primeros auxilios.

Las situaciones son siempre dantescas, pues los responsables de los accidentes suelen darse a la fuga por temor a la justicia, mientras muchos automovilistas se niegan a llevar a los heridos a hospitales (circulan rumores de que las víctimas que sobreviven denuncian a los que les ayudan para cobrar una indemnización).

En un país donde los accidentes de tráfico son muy frecuentes -unos 100.000 muertos al año en las carreteras chinas-, los sociólogos y políticos están rogando encarecidamente a los ciudadanos que adopten una actitud más activa ante estos incidentes, no la de simples curiosos.

El sociólogo chino Lin Yutang, uno de los más críticos con sus ciudadanos, explica que "China es una nación de individualistas, en la que lo importante es la familia, no la sociedad, y en la que mucha gente es indiferente porque considera que ayudar sólo puede traer problemas".

"En una sociedad donde no hay protección legal al individuo, la indiferencia es siempre más segura y es vista con mejores ojos que en Occidente", destaca el experto en su libro "Mi país, mi pueblo".

Como símbolo del individualismo y egoísmo chino, Lin cita los juegos de mesa chinos, que nunca se juegan en pareja, por lo que todos compiten contra todos, y también una frase que muchas madres repiten a sus hijos cuando éstos son pequeños: "No te metas en asuntos públicos".

Otro caso criticado últimamente por la propia prensa china ocurrió recientemente en la ciudad de Ningbo, en el este del país, donde un ladrón que huía de la policía cayó en un canal de la localidad.

La policía y los curiosos vieron como el ladrón caía en el agua y se hundía, pero nadie hizo ademán de saltar para salvar al hombre, que no sabía nadar.

Finalmente, una persona se ofreció a saltar para intentar salvar al ladrón, pero sólo después de que la policía le prometiera una recompensa de 60 dólares.

Más dramáticas aún son las escenas que se pueden contemplar en las ejecuciones públicas, a veces en grandes estadios con miles de espectadores, aplaudiendo e incluso cantando mientras los convictos son ejecutados.

El periodista Cai Keping, que califica estos comportamientos como "uno de los principales defectos de la sociedad china", cuenta que este hábito tiene siglos de historia y tiene sus raíces en el mundo rural, donde "los sucesos, hasta los desagradables, son para los campesinos un acontecimiento que rompe sus rutinas".

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